viernes, 3 de abril de 2009

INSTANTÁNEA











A todos los que saben disfrutar de las horas muertas

La calle estaba vacía,
los semáforos abiertos
Nadie circulaba. El decorado
de todos las mañanas
roto por el silencio
del domingo. Pedir una coca-cola
era un sacrilegio. Al final, el olor
del guiso abrió la puerta
a la piedad del placer. Las voces
tomaron la sala y todos olvidaron
los malos momentos.
La calle seguía vacía.

2 comentarios:

  1. Excelente poema, Tino.

    Me ha encantado pasar por tu blog.

    Un besito

    Ana

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  2. El calor de una parada en una fonda, en una taberna cualquiera...donde se para el tiempo apra disfrute de los sentidos

    Precioso, de verdad...en 'Habitáculos' también se para el tiempo...

    un abrazo

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