Cuando a ratos el corazón interrumpe la voz.
El puto neón me rompe la vista.
Como una guillotina su afilada luz
se deja caer sobre mi cabeza.
Agujas de plástico masturban mi carne
uniendo la ira a un monitor
uniendo la ira a un monitor
que canturrea en morse.
Una mosca juega al despiste
en medio de esta sala donde el dolor
navega a sus anchas. Nada que hacer
solo esperar que los dígitos proclamen
navega a sus anchas. Nada que hacer
solo esperar que los dígitos proclamen
el maldito ostracismo de esta caverna .
Salir de este agujero se convierte
en el mejor de los evangelios.
Salir de este agujero se convierte
en el mejor de los evangelios.
En esta isla de sábanas y cables,
las voces se apagan. El neón sigue
mientras los demonios preparan cielos postizos.
mientras los demonios preparan cielos postizos.
Buenísimo Tino....impactante de principio a fin...
ResponderEliminarun aplauso
(qué tal todo!?)
Gracias Antonio. Esta es mi experiencia de una noche en la sala de observación del hospital. Una grillera donde la vida es algo que que tiene valor pendiente de un número de expediente y de un monitor que canta...
ResponderEliminarUna experiencia única que no me gustaría repetir.
Un abrazote amigo.