jueves, 19 de agosto de 2010

como una lengua infinita




El calor, como una lengua infinita, tiende a desbordarse invadiéndolo todo, con tanta fuerza que parece romper los toldos multicolores de los edificios para después resbalar, con rabia, por los muros y las aceras. Nadie osa hacer frente a este bochorno que avanza, avenida abajo, engullendo todo lo que toca. La risa de los niños sigue en paralelo al canto de las chicharras.

4 comentarios:

  1. Uff de por sí tus escritos me atrapan magicamente, pero la última frase redondea otro texto excelente. Un abrazo amigo Tino, por cierto Beatriz viene esta semana, ya hablamos para cuando querais echar un ratito.

    ResponderEliminar
  2. Ok. Tú me mandas un mensaje. Gracias por tu amabilidad. Un abrazote

    ResponderEliminar
  3. Muy bien descrito este calor sofocante, Tino.

    ResponderEliminar
  4. Vaya poema...buenisimo Tino.

    corto y directo, abrasador...

    un abrazo

    ResponderEliminar