Mientras miro por la persiana
del salón el deambular cansino
de los seres por la avenida
me siento vigilante. Detrás de mí
la gata con cara de extrañeza, vigilando
también mis movimientos. Detrás,
siempre muy detrás,las sombra
de los muebles empujando la modorra del verano.
Desequilibrando el silencio una mosca se golpea,
zumbona, en el blanco de las paredes.