lunes, 11 de julio de 2016

Como un verbo en el revés del silencio.



Miras y ordenas con rapidez, mientras los verbos se atascan en tus labios con frases que quieren decirlo todo, sin llegar a completar nada. Es tanta la emoción de contar, hasta el mínimo detalle, que te faltan adverbios para los sueños y artículos, para atar tu realidad. 

Cómo saltas mientras narras y te haces entender: Es la playa y las olas y los nuevos amigos, citados por orden; son los últimos dibujos animados de la cadena Baby.Tv; y los cumple años de los primos, a los que te adelantas al apagar las velas. No pasas de los tres años y coloquias como si tuvieras cuatro. 

Rodrigo, no sé qué será de los dos sé lo que somos en este momento, dos seres creciendo en ángulos dispares; tú para subir y yo para bajar. Cómo expresar con palabras lo que siento al contemplarte. Estás en este punto donde todo se confunde y la broma supera el juego y el juego da paso a la norma y la norma señala el doloroso norte. 

Gritas y parloteas, ríes y lloras, dices "no" cuando quieres decir "sí", y todo se vuelve una masa donde, a veces, tenemos algo que callar para dejar que tú manifiestes tu ser único. Gracias hijo por estar aquí y porque nos haces ser, porque  eres como un verbo en el revés del silencio. 

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