lunes, 4 de noviembre de 2013

. Panorama cardiológico.

Cuando a ratos el corazón interrumpe la voz.



El puto neón me rompe  la vista.
Como una guillotina  su afilada luz 
se deja caer sobre mi cabeza.  
Agujas de plástico masturban  mi carne
uniendo la ira a un monitor 
que canturrea en morse.

 Una mosca juega al despiste 
en medio de esta sala donde el dolor
navega a sus anchas. Nada que hacer
solo esperar que los dígitos proclamen 
el maldito ostracismo de esta caverna .
Salir de este agujero se convierte
en el  mejor de los evangelios. 

En esta isla de sábanas y cables,
las voces se apagan. El neón sigue
mientras los demonios preparan cielos postizos. 

2 comentarios:

Desconcierto dijo...

Buenísimo Tino....impactante de principio a fin...

un aplauso

(qué tal todo!?)

faustino lobato dijo...

Gracias Antonio. Esta es mi experiencia de una noche en la sala de observación del hospital. Una grillera donde la vida es algo que que tiene valor pendiente de un número de expediente y de un monitor que canta...
Una experiencia única que no me gustaría repetir.
Un abrazote amigo.

MIS VISITAS AL MUNDO

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Tiene Lisboa sonidos de agosto