sábado, 27 de junio de 2015

Y te vas...


Como águila, oteando el horizonte,
vienes a mi alma, todavía con el dolor
del abandono. Despacio, reparas
el deseo en la intimidad del silencio.

Como agua, que aligera la inclemencia
del verano, te acercas a mi carne
y a  la sombra del tiempo, liberas
la emoción sin saciar mi hambre.
 .
Como transeúnte, sin lugar fijo, vuelves
a tu vida y a tus horas. Te vas, sin hacer ruido,
y me dejas con el temblor de los sueños
en la raíz de las palabras.


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