Ayer tuve que presentar a Eugenio Fuentes, un escritor extremeño afincado en Cáceres. Me gustó la experiencia, primero por lo que suponía el hecho de estar cerca de alguien que cuenta historias y que las cuenta de la forma que él lo hace. Eugenio es de estos seres que cuando pasas a su lado te contagia de entusiasmo y dejándote en las brasas del fuego de la palabra.
Con ocasión de este evento, que sucedió en la biblioteca Alcazaba de Mérida, tuve que leerme un libro suyo: Las manos del pianista. De esta novela, como del resto de su producción literaria algunos dicen que pertenece a la novela negra. Yo, por el contrario, pienso que no es verdad. Este cliché no es cierto ya que su narrativa se encuentra en ese lugar donde el enigma y la ficción se funden, donde la realidad es traducida haciendo una prosa cercana y amena. No, los relatos de Eugenio Fuentes no tiene nada que ver con el género policíaco de Edgar Alan Poe ni con la típica novela negra detectivesca desarrollada en un tugurio estadounidense. Es verdad que Eugenio Fuentes toma de la novela negra la figura clásica del detective, un ejemplo lo tenemos en su inspector Cupido que aparece en cuatro de sus obras. A pesar de todo este hecho no hace más que tocar tangencialmente el género de la novela negra.
Fuentes pertenece a esa generación de la nueva narrativa española que surgió en los años 80 y esta nos conecta con la raíz de la debilidad humana, con la rabia, el poder, la envida, el odio o la avaricia humana, es decir con esos sentimientos que, en algún momento, todos llevamos dentro. Es por ello que sus personajes son la justificación para bucear en el interior del ser humano con un gran dominio de los tiempos de la intriga y una descripción muy interesante de las realidades sociales: las mafias inmobiliarias, la violencia de género, etc.
Deudor de la mejor literatura del siglo XX él hace una introspección por la psicología de los personajes ahondando en sus miedos y deseos. No hay personajes superfluos en sus novelas, ni acto sin justificar, no hay acción dada al fácil entretenimiento. Fuentes cuenta historia desde dentro de los personajes, nos hace viajar y avanzar con ellos. Así, al mirar su producción literaria se observa ese viaje al fondo de los secretos humanos con una mirada compasiva ( Interior del bosque-1999) una mirada bien hacia los autores del crimen para preguntarse por el leiv motiv de sus fechorías ( Cuerpo a cuerpo-2007) o bien hacia las victimas presas del destino fatal contra el que se lucha ( Venas de nieve-2000). Su narrativa nos acerca a los afectos encontrados a los sentimientos (La realidad de los ángeles-2001) en medio de una realidad social muchas veces molesta o denigrante (Las manos del pianista-2003).
Merece la pena acercarse a este autor y dejarse llevar por su mano maestra imbuyéndose de la mejor filosofía de la vida, de esa que es capaz de preguntar o buscar la verdad sin importar el encuentro con el “monstruo de Tebas”. Él, maestro insigne, sus relatos ayudan a saber descifrar el enigma que la realidad propone dejándonos, a su vez, con la lección de sencillez bien aprendida.
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