El hacer de Eugenio de Andrade se fragua en la pasión de vivir, en una especie de contrapunto de los días y de las estaciones como referente, con un deseo permanente de luz. En definitiva, desde lo temporal-atemporal donde todo se vuelve más universal. Podría decirse que su poética tiene una perspectiva trascendental que llama la atención.La poética, su poesía, se desarrolla entre la temporalidad del hacer y la atemporalidad de los sentimientos. Para analizar esta realidad tendremos como referente algunas de sus obras como: El otro nombre de la tierra ; Rozando el decir (1992); La sal de la lengua.(1995).
1.-Escribir con pasión.
En “El otro nombre de la tierra”, obra que se publicó cuatro años después de “Branco no Branco”,(1984) el poeta pone al lector delante de un camino de deudas espirituales, entre otras, como bien dice Andrade, ante la incorregible pasión de vivir, de la que no abdicó en ningún momento. A lo largo de las tres partes en la que se divide el texto se hace un recorrido por la esencia íntima del poeta, que en ningún momento elude la realidad del cuerpo que madura en la complicidad de un verano, aceptando la mirada frontal de la muerte:- En el primer bloque, “El otro nombre de la tierra”, aparece la realidad del hijo como figura del niño interior que crece, esa realidad espiritual que cada mañana habla al oído del poeta para comentarle el secreto de vivir, haciendo de la mirada tiempo sin tiempo, eternidad. Ese niño va madurando, como las manzanas, pero ese niño interior no muere:“Ellos, crecen, los niños. /Crecen con los juncos,/con los mástiles.Crecen en mi corazón agujereado. /Sólo los niños no mueren. /Y los gatos.”- En el segundo bloque, con la complicidades del verano, vuelve otra vez, como una obsesión, a la figura poética del cuerpo que crece como “una casa, sin puertas, sin paredes, sin tejado: / si entrase el mar por ella, oiría las sirenas;/ si de nuevo fuese verano, sólo sería rocío.” El cuerpo no ha olvidado crecer en la dirección del sol, cerca del mar fiel al casi adolescente corazón del agua.“Habitar la casa, no la primera, sino la otra, donde nadie/ preguntaba qué edad tenía/ o si el verano ya había pasado/ o si el perro mordía/ la mañana estaba en la ventana. Esa era la casa, el sol en donde ardía.”Lo que abre la puerta de la casa, de ser metafísico que crece, es la sonrisa. Así, de esta forma, el hombre se abre a la realidad de la vida de manera positiva. La sonrisa, es quien abre la puerta, dice el poeta, “una sonrisa con mucha luz...,entrar en ella quitarse la ropa, quedarse/ desnudo dentro de aquella sonrisa. / Correr navegar dentro de aquella sonrisa.”Las figuras del cuerpo y el mar vuelve a denotar la levedad y fortaleza del ser que crece desde dentro:“El mar / siempre que toco /un cuerpo es el mar al que siento /ola a ola contra la palma de la mano. /Venus está ahora /tan cerca que no puedoperderme en aquella infatigable /ondulación”El hombre crece y vive sobre la tierra siendo, “ labio que suplica otro labio, como pequeña llama de silencio, como soplo oscuro del primer crepúsculo”. Junto a todo esta realidad del hombre creciendo, madurando, aparecen también las figuras del otoño y el verano que dejan de ser secuencias cronológicas para dar paso a la narración poética donde el hombre de la saudade retoma la melancolía , como en un “laberinto de zarzas para luego remontar en el deseo del verano de ver la danza/ de las nubes sobre el río, a las gloriosas flores desplegar su loca cabellera. / Eran las casas del verano, los girasoles. La postrera.”La tercera parte, “rosa del mundo”, tiene una especial mención de la muerte, “así alta, así blanca, así ronca”, como realidad de los días por venir y lo hace con un bello poema que curiosamente lo titula el sur. Como siempre el sur está unido a la figura del verano, la vuelta a la tierra y al aire de sus raíces. Y es que el ser, con categorías platónicas, no es mas un círculo vital que termina donde comenzó:“Era verano, había el muro. /En la plaza, la única evidencia Eran las palomas, el ardor /de la cal. De repente /el silencio sacudió sus crines,corrió hacia el mar. /Pensé: deberíamos morir así. /Así: arder en el aire”
2.- Escribir en el contrapunto de los opuestos
Por otro lado, en el poemario “Rozando el decir” (1992), sigue planteándose su forma de ser situándola en el metarelato poético donde la contraposición: verano, otoño- invierno, aparecen dos realidades contrapuestas y que marcan situaciones anímicas, empujándole a la alegría o la simple sonrisa. Por otro lado, el verano está asociado a su infancia, al amor desbordado, a la sensualidad; el otoño y el invierno es figura de la sonrisa, de los gatos y de la ciudad. Así:
- En el verano se pueden reconocer los lugares de la Beira Baixa, la tierra materna que lleva dentro y que le marcan un hacer poético optimista. Escribir es como el cultivar de las campesinas de la Beira. Así lo expresa en el frontis de esta obra con el poema el arte de los versos:“Toda la ciencia está aquí /en la manera en que esta mujer de los alrededores de Cantao, /o de los campos de Alpedrinha,riega cuatro o cinco bancales /de coles: mano certera /con el aguaintimidad con la tierra, /empeño del corazón. /Así se hace el poema”Porque el verano deletrea la vida, silabea la realidad que con la lluvia “abría el aroma del heno,/ no tardaba el sol en cada sílaba.. La poesía -dirá –adora/ andar descalza en la arena del verano” .
Porque el verano salva de situaciones negras, es el espacio por donde poder escapar del desasosiego del invierno, del pesimismo. Esta idea la mantiene con el poema final de este libro:
“Quien tiene así el verano/ dentro de casa/ no debería quejarse de estar solo,/ no debería.”
Ahora bien, los elementos del verano que en su mayoría son recuerdos de la infancia, no expresan sólo lo positivo también traen tensión, como la descrita en el poema “Mujeres de Negro”donde puede percibirse una crispación, una sensibilización especial:
“Hace mucho que son viejas /vestidas de negro hasta el alma.Contra el muro /se defienden del sol de piedraal fulgor. /Se ocultan al frío del mundo. /¿Aún tienen nombre? Nadiepregunta, nadie responde. /La lengua, piedra también.”De las mujeres del sur dirá en “Vertientes de la mirada” , refiriéndose a las madres “que están envueltas en la sombra de sus lutos, como si la tierra se les hubiese muerto y para siempre estuvieran huérfanas...Están en todas partes donde nazca el sol...”Tensión que aparece también en las aguas negras del pozo del poemario La sal de la lengua .
El verano es como un grito que araña y trepa por las paredes hasta morir en la boca del pozo:“Lo que me trae el verano no es /el desabrido /y ácido canto de las cigarrasque el sol /ha ayudado a subir a la copa /de los pinos; /no es el mar...ni las aves... /hoy lo que me trae el verano /es el grito /negro de las aguas-lo oigoarañar, trepar por las paredes, /morir en la boca del pozo.”( ver 375)
Frente a la tensión y optimismo del verano sitúa el otoño con el referente y la perspectiva de la ciudad; con los gatos, también aparece lo cotidiano,aunque estos animales, los que él quiso, tenían más de luz y verano que otoño. En su poema Acerca de los gatos escribe, con metáforas sugerentes, de aquel que tuvo en Lisboa, cuando tenía diez años:“... fue quien primero robó mi corazón por sorpresa/... / Sólo muchos años/ después entró en casa, para ser/ su señor, el pequeño persa azul . La belleza nos vuelve el alma/ del revés y se marcha... es ahora una gatita sumisa y negra... / Es al sol de sus ojos/ donde quizá calienta mis manos..”. Junto con los animales se encuentra el estado anímico reducido a la sonrisa, que no supone la alegría; una sonrisa que va desapareciendo del ser interior junto con el ardor de la luz:“Tu te fuiste en los cuatro versos, /que precedieron a estas líneas; o se fue tu sonrisa, por que tú /siempre viviste en tu sonrisa,lluvia breve en las hojas, tu sonrisa, /batir de alas en el pulso, tu sonrisa,y el sabor, ese ardor de la luz”La ciudad es como una “tierra caliente y tan avara de alegría ; una realidad que transforma al ser humano en perro, en suelo: “al entrar en la ciudad / aquel otoño,/ era más perro que río/ era más suelo que agua/...” Realidades todas que le van cambiando la perspectiva de la vida :
3. Escribir desde la sed, desde el deseo de la luz
En la obra “La sal de la lengua”.(1995) aparece de manera evidente el sentimiento de escribir sin ambages. El poemario es todo una lección de escritura y de sencillez lejos de cualquier retórica: Es el sabor de la palabra escrita. Por esto en este poemario retoma lo mejor de algunos poetas clásicos y de las letras europeas: Se pueden reconocer algunos de los poetas que influyen en su hacer, como: Homero(), Kavafis(), Pessanha .() William (345) Estos son., en el decir de nuestro autor, compañeros del alma, marcas que delimitan un huerto, pequeño pero ennoblecido con su presencia:Escribir con Homero, con la visión de una búsqueda constante, ¿recorriendo los mares de la palabra?:“Con Ulises en la proa, ¿ a quién no le gustaría /recorrer los mares? Desde la última vez /que estuve en la isla, su sombra /aún me guiaba”. ...En una permanente vigilia del espíritu que se duele por todo lo que muere y se deja atrás “ es mortal este agosto: su ardor /sube todos los peldaños de la noche,no me deja dormir... /se retrasaba la mañana ¿ cómo dormir...? ...¿ cómo dormir a las puertas de la vejez /con ese peso en el corazón? “ Con Kavafis, entrar en la sensualidad mediterránea, que hace del amor algo inocente, un privilegio que solo los amantes tienen. Esta perfección del amor ideal hace que las palabras sean incompletas:
“Nada, ni siquiera el verano /está completo. Menos aún el collarde sílabas que, desvelado, /te pongo alrededor de la cintura...” Con Camilo Pesanha la palabra se vuelve canto del rumor de la sangre de ese hombre mortal, un canto como el de la dura piedra aparentemente insensible. “Escucho como si la piedra /Cantase. Como /si cantase la mano del hombre.Un rumor de sangre o de ave /sube en el aire, canta con la piedra...su mortalidad /de hombre. Canta con la piedra”
Con Willians Carlos Willians nuestro poeta se abre a la verdad poética de la palabra escrita bajo la figura de un gorrión. Una palabra sencilla, sin muchos adjetivos, tan natural como esta ave, tan sencillo como el propio poeta:
“Hace cuántos años estás ahí, en la era 7o en el tejado, arañandoel pan difícil sol a sol...Hoy es un portugués nada orgulloso /de serlo quien te abre las puertasdel poema y te invita a entrar, /pues no ha hecho de tu canto un lujo ...”Así, Eugenio de Andrade traza una forma de escribir nada solemne y retórica sino más bien sencilla, tan simple que le lleva al despojo de todo adicamento superfluo, “porque la poesía-dice-adora / andar descalza en la arena del verano” El poemario termina con una llamada de atención a los lectores para confiarle la luz de la palabra que viene de la alegría y termina en la boca, serenando el espíritu inquieto .
4. Escribir con transparencia, mas allá del tiempo
Este hacer lo encontramos en “Los surcos de la sed” (Os sulcos da sede) En este libro se comparte la transparencia, la pasión, el paganismo y la luminosidad de una obra unitaria e intensa, y le añade matices y destellos originales: una nueva temporalidad nace en el tiempo real del poeta, la que alza la poesía por encima de lo contingente hacia una experiencia temporal donde coinciden el instante de fulgor y los milenios, el descubrimiento del mundo en la adolescencia y la conciencia de las postrimerías.Un poema prólogo que advierte de la torpe mirada del lector que pasa rápido por el poema o que se ciega buscando no lo que no hay:“Toda poesía es luminosa, incluso /la más oscura.El lector es quien a veces, /en lugar de sol, tiene niebla dentro”....Todo es luz, pausa, serenidad, silencio como la de “la fuente que sólo se detiene en la boca del cántaro”. Hay que leer así: rasgando “la niebla, entrando en la luz a plomo”, dejándose ir por la propia gravedad para terminar siendo llama Los poemas son un ir y venir de la memoria al presente, siempre con el recurso del recuerdo redivivo como el de un barco que cruza el Tajo: blanco . “Un barco cruza el Tajo /Viene de la infancia, no sé hacia dónde va.Es blanco, de esa blancura que sólo le es dada /a las aves...”.Son las palabras que como un canto ayudan a despejar la soledad, “ese fuego del desierto que invade el corazón” .En el centro del poemario Li Bai y Juan de la Cruz como exponentes del derroche espiritual donde todo se trasciende en una búsqueda intemporal: la del hacer poético. La palabra escrita es según Eugenio como agua, ébria de ternura, levedad o como amor, abrasado y místico dadas a beber en una sola mirada: ...“Aguas de Li Bai ebrias /de ternura,de San Juan de la Cruz abrasadas /de amor, oh aguas...”En Vertientes de la mirada dirá más explícitamente, hablando de la poesía oriental ( japonesa) que los caminos que a estos poetas llevan al crepúsculo a él le llevan a las dunas ( al desierto) . De todas formas el deseo de escribir con trasparencia es auxiliado por el oriente “ con dos o tres sílabas a la orilla del silencio.Escribir es un deseo que le trasporta al rumor de la cal, al primer beso, a la raíz profunda que le hace nacer de nuevo . “Escribo ya con la nocheen casa. Escribosobre la mañana en que escuchabael rumor de la cal o de la lumbre”...Un eterno retorno que le impulsa a vivir con pocas palabras: azul, verde, naranjo, sin pronunciarlas porque éstas simples palabras brillaban. Como hojas mojadas . Son las sencillas palabras que no calman la sed, sino que le provocan beberla, asumiendo la inquietud de una tarea que deja surcos, una tarea que cuestiona y mantiene al poeta muy cerca del agua, “envejeciendo en el rumor del caño / por el que tan sólo corre el silencio” .
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El verano y el otoño están situados en lugares concretos denotando al mismo tiempo un estado anímico. El verano es el sur, los lugares de su infancia, el pueblo, es el lugar donde sitúa la poesía, la inspiración más limpia ( ver Pág. 349); el otoño es sin embargo la ciudad donde la luz casi se apaga y la saudade toma protagonismo. En la obra La sal de la lengua, compondrá unos versos sobre el espíritu del otoño ( ver pg. 337 )En el poemario Oficio de paciencia le dedica a este tema unos versos.
Siempre unida al otoño. ( Ver Pág. 315)De la sal de la lengua, pag. 351 Vertientes de la mirada
pg. 46 ss.Del persa azul hace mención en otro poema A ras del suelo del libro Rozando el decir: Es azul y tenía los ojos de dios, dijo de él. Si de este otoño de la Sal de la lengua
pg. 339Como aparece en El espíritu del otoño de la Sal de la lengua
pg. 337 Camilo Pessanha. (1867-1926)
pag. 365
pag. 367
pg. 357Camilo Pessanha, Crepuscular. en el ambiente flota un rumor de jengibre..
pg.329
pg. 349-51
pag. 383-85el libro inédito de Eugénio de Andrade (Premio Camões 2001), cuya primera edición aparece al mismo tiempo en Portugal y en España como símbolo de una atracción mutua.
Pg. 439
pag. 399
pg. 401 Renombrado como el poeta inmortal, se encuentra entre los más respetados poetas de la historia de la literatura china. Aproximadamente mil poemas suyos permanecen en la actualidad. El mundo occidental introdujo los trabajos de Li BAi a través de muy liberales traducciones de versiones en japonés de sus poemas, realizadas por Ezra Pound. Li Bai es mejor conocido por su imaginación extravagante e imágenes taoístas vertidas en su poesía, a la vez que por su gran amor a la bebida. Al igual que Du Fu. Li Bai pasó gran parte de su vida viajando, aunque en su caso esto fue gracias a que su riqueza en vez de haberse visto forzado a ello por pobreza. Se dice que se ahogó en el río Yangzi, habiendo caído de su bote al intentar abrazar la luna estando bajo los efectos del alcohol.
Pg.411
pg. 421-3
pg. 425
pg. 431
pg. 433
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