Este es título de una serie de artículos sobre Eugenio de Andrade: Ser agua, porque el agua es trasparente como la poesía de esta hombre; el agua también purifica, como el hacer de Eugenio cuya poesía está limpia de adjetivos. Eugenio de Andrade un poeta sencillo, que cantó al ser humano desde la realidad mas evidente, desde el cuerpo.La persona.
El poeta.- José Fontinhas , Eugenio de Andrade es el seudónimo con el que se le conoció, nos dejó el verano del 2005. Poeta singular, que murió en la madrugada del 13 al 14 de junio en su casa de Oporto, a los 82 años, tras una larga enfermedad. Se puede decir que hay dos cosas esenciales en su quehacer poético 1 :
la búsqueda de la unidad perdida y el transcurrir del tiempo. Se trata de una concepción taoísta de la vida, en el sentido de la unión del tiempo lineal con el tiempo cíclico o lo que es lo mismo el tiempo existencial y el cronológico. Victorino Nemesio hablará de la poética De Andrade como de una “estética de desprendimiento y síntesis”. A lo que Andrade dirá sobre estas palabras: “ Una tal estética, puede más que aproximarse cada vez mejor a un lenguaje sustantivo, magro, seco y tornarme odiosa todas las formas de exhibicionismo, comenzando por las culturales”. “Nacido en tierras donde la luz de la noche era de aceite y el pan tenía el color de las piedras, todo exceso me parece una falta de gusto, todo lujo, una falta de generosidad”.
A diferencia de Pessoa, Eugenio de Andrade confiere una importancia fundamental al cuerpo y de su intimidad como vía de acceso a niveles más profundos de la propia existencia será una constante en toda su obra. Así lo afirma de nuevo: “No es del portugués el gusto por la especulación abstracta o por la religiosidad entrañada, o por la imaginación fecunda. Lo que es nuestro sin fingimiento se mueve en una tierra de sentidos despiertos. Todo lo que en nosotros es vuelo, y sube a veces muy alto, tiene en el cuerpo su primer nacimiento y nunca pierda el sabor de sus fuentes”.
La poesía de Eugenio de Andrade se nos revela así como una poesía del amor, del deseo, de lo sensual en su inmediatez y en su fugacidad a la vez materia y cuerpo glorificado. A la vez, como ha observado otro crítico, su poesía emerge de las capas más profundas del inconsciente colectivo portugués.Eugenio de Andrade está considerado por muchos como la voz más fértil y uno de los poetas lusos más universales de las últimas décadas. Poeta esencialmente lírico, que cantaba a las cosas más sencillas de la vida, recibió en 2001 por su obra Los surcos de la sed ( Os sulcos da sede), el Premio Camoes, equivalente al Cervantes para la lengua portuguesa. Esta obra es considerada “una de las más luminosas” de la lengua portuguesa. Eugenio ya había recibido el Gran Premio de Poesía de Portugal (1989), también los premios: “Vida Literaria” (año 2000), uno de los más importantes del ámbito literario luso y concedido por la Asociación Portuguesa de Editores (APE), y el primer “Premio Extremadura” en el mismo año.
Entre otros reconocimientos. José Saramago, definió a Andrade como uno de los tres mejores poetas portugueses de todos los tiempos y consideró su obra como una poesía del cuerpo a la que llega mediante una depuración continua.En la obra de este autor hay que resaltar varias cuestiones :
La primera, el hecho de haber nacido en Póvoa de Atalaya (1923), una aldea de la Beira Baixa. Esto le marcará toda su vida de manera concreta. Así, su infancia rural y el contacto directo con la naturaleza, en sus más variadas manifestaciones, influirán decisivamente en su poesía y en su visión del mundo. En un texto de su libro Rostro precario, el mismo poeta nos dice: “Soy hijo de campesinos, pasé la infancia en una de aquellas aldeas de la Beira baixa que prolongan el Alentejo y, desde pequeño, de abundante conocí el sol y el agua. En ese tiempo, que no fue solo de pobreza por estar lleno del amor vigilante y sin fatiga de mi madre, aprendí que pocas cosas hay absolutamente necesarias. Son esas pocas cosas que los mismos versos aman y exaltan. La tierra y el agua, la luz y el viento, se consustancian para dar cuerpo a todo el amor del que mi poesía es capaz”.
El apego del poeta por la tierra tiene una referencia importante al universo simbólico de la figura de su madre. De ella surge el apego del poeta por la tierra e incluso por sus aspectos subterráneos; también su aceptación de la muerte, como él mismo lo ha dicho: “Sólo quien conoce la muerte puede conducir al amor extremo que finalmente todo arte es, aun cuando parezca negarlo”.
Su madre es una figura axial en la vida y en la obra del poeta. A propósito de su madre hay que decir que de ella heredó la sensibilidad, el sentido del rigor, cierta inflexibilidad de carácter y su despertar a la poesía.
La otra cuestión a resaltar es el hecho de completar sus estudios fuera de la zona de Castelo Branco donde hizo la primaria. Así lo vemos en dos grandes ciudades: Lisboa y Coimbra. Hacia 1946 ingresa en los Servicios Médico-sociales en Lisboa, más tarde lo trasladaran a Oporto, donde vivió hasta el día de su muerte.Son en estas ciudades donde Eugenio de Andrade evidenciará el silencio. De pocos poetas-comenta Eduardo Lourenço2- se podrá decir como de Eugenio de Andrade que su dios y su musa son ese silencio ontológico, cárcel de cristal donde la voz del mundo debe resonar para librarlo del exceso con que su alma y su cuerpo al ser naturalmente pagano aspira y es aspirado por el contacto violento, luminoso, e indomable de realidad.
Eugenio de Andrade, pertenece a la generación de poetas que desarrollan su obra en medio de las luchas colonialistas y la presión de un gobierno totalitario. Estos hechos puntuales de la historia de Portugal, crean un clima duro y difícil para la creación y el arte. La cultura está condicionada y los poetas recogen en su alma todo el sufrimiento y la penuria del pueblo, cumpliendo de esta manera con su destino natural. Asimismo, Andrade, paralelamente a su actividad como funcionario público, teje palabra a palabra una obra sustancial para la literatura portuguesa actual. Eterno perseguidor de la sencillez y la trasparencia, despoja la palabra de cualquier elemento superfluo y desecha asimismo cualquier tipo de conceptismo barroco.
Para Eugenio de Andrade3, el acto poético es el empeño total del ser hacia una revelación. Este fuego de conocimiento que es también fuego de amor, en el que el poeta se exalta, se consume, es su moral. Y no hay otra. Él señala que la rebeldía del poeta se nombra en una triple dirección: “Fidelidad al hombre y a su lúcida esperanza de serlo totalmente; fidelidad a la tierra donde hunde sus raíces más profundas y fidelidad a la palabra que en el hombre es capas de la verdad última de la sangre, que es también la verdad del alma”.La experiencia poética de Eugenio de Andrade es ante todo un ejercicio de indagación, una búsqueda intensa en la naturaleza misma de las cosas, que sólo muestra su plenitud si son escritas.
Medio siglo de poesía marcados por elementos diferentes, en un diálogo incesante: madre-infancia, tierra-manos, deseo-sed, blanco de cal-veranos del sur, luz-memoria.En toda su obra se dan las constantes que al leer su poesía cualquiera puede apreciar: poemas breves, puros como chispas, impregnados de concentración y desnudez. Esencialmente mitificadores de realidades. El poema es, en su esencia y en su forma, mito, palabra mitificadora, lenguaje de dioses o robado a los dioses sin que ni ellos ni nosotros nos demos cuenta de esa apropiación.
Jorge de Sena dice en un comentario sobre Andrade: “Las emociones tensas y contenidas de entusiasmo erótico, la melancolía estoica ante lo que se pierde y se desvanece, una vivencia vegetal y de aire libre, un frescor de mañanas, un ardor de estilo, un fluir de noches silenciosas entre el cielo y la tierra, en que los cuerpos se alargan y se acoplan en una desnudez sin vergüenza o contrario de ella. Todo eso será después mucho de la poesía de Eugenio de Andrade que surge en su obra en estado de milagro momentáneo.”
1. Desde los años 50 su obra poética es la siguiente: Primeiros poemas ( 1940-44); As maos e os frutos (1948); Os amantes sem dinheiro (1950); As palavras interditas (1951); Até amanhã (1956); Coração do dia (1958); Mar de Setembro (1961); Ostinato rigore (1964); Obscuro domínio (1971); Véspera de água (1973); Escrita da Terra (1974); Homenagens e Outros Epitáfios; Limiar dos pássaros (1976); Memoria doutro rio (1978) Matéria solar (1980); Vertentes do olhar (1987); O outro nome da Terra (1988); Rente ao dizer (1992); Ofício de Paciência(1994); O Sal da Língua (1995), Pequeno formato(1997), Os lugares do lume (1998); Antologia Breve(1999); Os sulcos da sede (2001.
2. Materia solar y otros libros. Prólogo “Eugenio de Andrade: entre el éxtasis y el silencio”. G.Gutemberg. Madrid. 2003
3. Poética que abre su Antología breve (1999-7edición)
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