jueves, 18 de junio de 2009

Safari literario



Leer un libro es como hacer un safari (un viaje). Al principio estás aturdido porque no sabes bien lo que ocurrirá en semejante aventura. Desconocer es como estar ciego y esto a los videntes nos pone nerviosos. Antes de llegar a las páginas centrales, todo se vuelve monótono pero la dignidad de lector se impone marcando el “no hay más remedio que proseguir”, tirar la toalla no tiene sentido. Es en ese instante, cuando las páginas parecen repetirse, cuando entra la tentación de empezar a leer el final. Pero la inteligencia emocional se resiste a semejante tropelía. Y así, cuando estás a punto de desesperar, ya en la mitad del viaje, el paisaje del libro milagrosamente se vuelve amable, y el personaje, que ya forma parte de tu historia personal, de tus tardes y soledades, se convierte en interesante. Una unidad mística difícil de explicar. Es entonces cuando sientes mariposas en el estomago, esa sensación de nostalgia angustiosa de no querer que el safari literario termine. Por eso mismo, cuando cierras el libro por la última página se tiene la sensación de haber matado al genio de la ilusión que, como el ave fénix, vuelve a resucitar buscando un nuevo libro, una nueva aventura que empezar, claro está, después de unos días de duelo donde los personajes siguen bullendo en el inconsciente afectivo.



Ahora estoy terminando un libro de Anna Gavalda. El consuelo (La consolante). Editorial Seix Barral. Recomendado para lectores inquietos.

8 comentarios:

Lunhe dijo...

Impresionante escrito, me quito el sombrero. Es una descripción perfecta de las emociones que nos envuelven cuando nos enfrentamos a la aventura de un libro.

febade dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
febade dijo...

Gracias por la recomendación.

Tu escrito es certero.

Muchas veces he sentido esas mismas sensaciones, pero por manía, o dios sabe qué, no soy capaz de dejar un libro a medias. Gracias a esa razón he conocido lo que muy bien has descrito como..."Es entonces cuando sientes mariposas en el estomago, esa sensación de nostalgia angustiosa de no querer que el safari literario termine. Por eso mismo, cuando cierras el libro por la última página se tiene la sensación de haber matado al genio de la ilusión "

Yo no podría decirlo mejor.

Un abrazo.

Castorin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Castorin dijo...

Faustino, totalmente de acuerdo con lo expuesto.
Un libro es una obra de arte que hay que saber leerlo y entenderlo como tal.

Como tú bien dices, a veces creamos vínculos de amistad o simpatía con un personaje o grupo de personas en una novela.

Hay gente que se siente identificada y eso es una satisfacción para todo escritor.

Nadie mejor que los que humildemente escribimos para corroborar esta afirmación.

Un cordial saludo.

Meli dijo...

Tino , llego a tí a través de Sabor Artístico. En efecto, hay ocasiones en las que según vas leyendo te vas metiendo más y más en la piel de alguno de los personajes y haces tuya la historia.

Seguiré paseando por tu blog, con tu permiso.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tino, cuánta razón tienes. Yo tengo uno para comentar que me ha dejado un impecable sabor de boca. Sabor de alquimia, de historia, de quiebros del paso. En mi experiencia de una disidencia, o abandono en mi particular forma de entender la poesía.

En cuanto pueda te llamo, tenemos que comentar

Un abrazo grande

Ana Clavero dijo...

Yo pensaba que ese "aburrimiento" que me entra con algunos libros, cuando voy por la mitad, era debido a que no soy buena lectora por aquello de querer "ir al grano" sin detenerme en los recovecos que me van a llevar hasta el desenlace. Cosas de la impaciencia, serán. Me alegra ver que no soy tan bicho raro como pensaba.

Un abrazo, Tino

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