jueves, 28 de mayo de 2009

Las diez y treinta. Variaciones



Hay encuentros y encuentros sobre todo cuando éste es con la musa después de mucho tiempo en sequedad.





Con olor a geranios, bautizando
las diez y treinta, la brisa
calma la sed de la avenida. Una hora
perfecta para amar.

Su voz llegó puntual, atravesando el umbral
del misterio. El encuentro y las miradas
recorrieron, cómplices, la geografía
de los cuerpos. Minutos eternos con sabor
a naranja amarga.

En el borde de la palabra, las manos
dibujando silentes el gesto con olas
de deseo y fronteras. Los labios,
animales que devoraban sentimientos.

Un oasis
entre horas meridianas.El aceite
amortiguó la carne desnuda
que se prendía al azar y al agua,
entregada
al penúltimo minuto.

El café selló los miedos
y el placer abrió la puerta
a todos los encuentros.
En la avenida la brisa
seguía el mágico sorteo
de besos por las aceras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como flashes, conforme van surgiendo.
Trato en mi ejercicio de escritura de apresar también.
Cierra el poema a modo de juego y sorteo en los destinos de cada uno.

Deja buen sabor Tino

Gabriela dijo...

Faustino, un placer leerte de nuevo, creo que aún sigues en alza
haciendo poesía.
Cada vez que te leo, me gusta más
tu poesía.

Un saludo grande
Gabriela

MIS VISITAS AL MUNDO

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Tiene Lisboa sonidos de agosto