El despertador del vecino preludia
la agonía de una ducha seguida
de una campana despistada
que alerta a los devotos.
Todo a un tiempo
como un tropel desbocado.
Cómo reconocer la voz del alba
en medio de tanto ruido loco.
Enciendes la radio, las noticias
nos desgarra los sentidos
mientras mis manos recorren el mapa
de tu cuerpo
reteniendo la voz de la noche. Susurros
de la piel envueltos en el regalo
de la brisa.
Cómo reconocer el idioma
de los gestos repetidos en el espejo
de mi cuerpo.
Todo, sin tiempo
con la solemnidad de un ritual inacabado.
Y el alba y tu cuerpo desataron las alas
del placer sobrevolando lo ruidos
y las casas, sumidos en la magia del abrazo
reconociendo los ángulos del misterio
y la luz de tu risa.
Todo a un tiempo
como un tropel sin frenos atravesando
las curvas del alma.
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