He abierto la puerta
del trastero
y además del olor a abandono
me encontré con el recuerdo
y con algunos sueños
amontonados en cajas de cartón
junto a cerámicas rotas y una pantalla
de lámpara, que otro día diera luz.
La acostumbrada indiferencia
encerraba en aquel cuarto
el agridulce de las tardes nubladas,
los agobios de otras primaveras,
y la prisa de las mañanas
mezclada impunemente
con las bombonas vacías de gas.
Cuando salí tuve la impresión
que con el giro de la llave
volvía a sepultar el pasado
en la húmeda oscuridad
del cuarto de los trastos viejos.
Queriendo atrapar el sonido
de otros momentos
me puse a escuchar
en la puerta del trastero
pero sólo oía el latido
del corazón
sobre la plancha metálica
y el rumor de la bomba del agua.
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