Cuando la vida nos rodea con el sinsentido de algunos sucesos y las dificultades parecen estrechar el horizonte, cuando el estrés acumulado parece asfixiarnos, entonces sucede algo que nos despierta y nos saca de las estrecheces de mira. Es como un anticuerpo de la razón que se resiste a sucumbir y nos viene ese pensamiento crítico que nos ayuda a relativizar todo y mantenernos a flote en medio de nada.
Bashô tiene un Hayku que dice así:
Desde lo alto del árbol
cayó sin el menor significado
la cáscara de una cigarra.
Kozue yori ada ni ochi keri semi no kara.
Precioso hayku que describe como una cigarra, después de salir a la vida, sube al árbol con su cascara para vivir unas dos semanas cantando. Una vida breve, tras una nada eterna y antes de una nada eterna.
Interesante la forma que tiene Bashô de describir el sinsentido.
La cigarra, en el imaginario japonés, es símbolo de lo efímero, lo que está al límite de la nada. Todo esto, mirándolo bien, tiene un mensaje sobre como es todo en el universo; un universo donde lo más trascendental sucede porque sí y para nada.