Siento crecer en mí seres sin nombre,
revolotean,
se lanzan en picado,
graznando acerca de justicias, de verdades y alegrías.
Mientras la balanza permanece en sombra
y el contrapeso refugiado en dios,
el horizonte se torna incertidumbre
por eso escucho la voz.
Calla..., Calla, ¡CALLA!
Despertador, uno de los muchos objetos que dan órdenes,
abrir la puerta y...
En cercanías: por no contaminar.
El país: por no cambiar.
Un buen café: para no dormitar.
Esquivo espejos: para no vomitar.
¡Condénale! ¡Absuelve! ¡Multa! ¡Sanción!
Juez del juzgado de instrucción,
militante frustrado,
escritor cohibido,
sexo añorado,
sí, mejor sanción.
Benedetti hablaba de torturador y espejo;
soy el aire que habita entre ambos,
un espacio indeterminado que imparte un reflejo de justicia
de lo que habría, al menos, de serla.
Si el derecho no existe ¿existo al menos yo?
Mi nevera lo niega.
Lavadora y televisor están de mi parte,
alfombra, mecedora y sillón resultan indiferentes.
¿Y tú despertador?
Nuestras relaciones de explotación son bien reales,
a pesar de la no-existencia de base objetiva para nuestro vínculo,
es un hecho innegable que el son de cada mañana
al que rezas, por el que torturas y te mueres
no es el sol
y soy yo.
A mí me otorgasteis la legitimidad,
la causa última de abandonar el sueño.
De ponerte en movimiento,
mía es la última palabra
para tu determinación.
Y yo te digo que eres,
pero que no estás.
Lo miro consternado,
los seres sin nombre se apoderan
de mis brazos,
de mis piernas,
de mi espalda,
vuelan, despegan,
quieren bailar...
y lo hacen.
Danzan drum ‘n’ bass hasta el juzgado,
cruzo los arcos,
troto escaleras,
penetro en la sala,
violada y seducida a partes iguales,
la toga la tiene estremecida,
no puede actuar, es superior a sus fuerzas,
es verla y abrirse de patas,
la justicia se deja fornicar ante los martillos del estado de derechas.
Pero HOY NO ES ESTA MI VISIÓN,
he venido a bailar,
mi danza macabra es ritual.
Seré libre como Calígula,
como Nerón.
Libertad.
...Por eso,
ante el acusado...
No pongan ustedes esas caras
¿no han visto nunca a nadie enfermo de poder?
Ustedes y nosotros,
adictos al derecho de muerte,
somos, fuimos y seremos
enemigos del estado autoerigido Sumun pontificex de la biopolítica.
Somos restos,
jueces de un ayer de una verdadera racionalidad
que se estrella contra la cuántica
¿pero esto quedará entre ustedes y nostros?
Gmhgmghmmhh.
Ah, claro.
¡Retírenl las pistolas de las bocas!
Sí sí, tome, límpiense la sangre..., sí sí,
ustedes y nosotros, somos lo mismo,
productos de la modernidad,
restos...
Sacrificados a lo vacuo arderemos,
por eso es mejor así.
De
FILOSOFÍAS SUBTERRÁNEAS.