martes, 28 de febrero de 2017

Entre los ritos de la carne y los del espíritu




Martes de Carnaval, día de frontera entre los ritos de la carne y los del espíritu. Un día en el que se entierra la fiesta y se duele el hombre de los excesos para entregarse, a partir de mañana, miércoles de ceniza, a la reflexión y a la penitencia. 

Así se plantean estos días en el mundo cristiano del mediterráneo occidental acentuando ese sentido del mal y el bien. Este sentir no es muy diferente a la visión del zoroastrismo donde el mal de Ormuz era suprimido por la espiritualidad de Ahriman. Mal y bien, una doble cara de la vida que tiene consecuencias, a otros niveles, en la actitud maniquea de lo bueno y lo malo como algo irreductible. Una prueba de “lo maniqueo” la tenemos en el comportamiento de algunos gobernantes, sobre todo en aquellos que, en su corta visión de lo político, disfrazan su memez con la falacia del “tú más”.

Martes de Carnaval, día de paso, de cambio de disfraces, de paisaje urbano en estas latitudes de las tierras meridionales. Un día en el que se “entierra la sardina”, cúmulo de todos los males, dejando a un lado el color vivo y fiestero de los días de “la carne”, para vestirse de morado y negro. Una reducción del color que las siempre vivas cofradías medievales de la Semana Santa se encargaran de procesionar, estos días, por las calles de nuestros pueblos. 

Martes de carnaval, un día intermedio entre la explosión vital de pases callejeros de murgas y comparsas  y el dolorismo  de la imaginaría trágica del cristianismo con los Pasos procesionales acompañados de "nazarenos", otros disfrazados de capucha en ristre.



Martes de Carnaval donde la “mística” de la fiesta se cierra para dar paso a la mística espiritual del mundo devoto de los recuerdos de la Pasión. Un día, este, en el que se cambia de ritual como una necesidad del hombre que, por encima de la monotonía aburrida de lo cotidiano, quiere vivir o, mejor dicho, sentirse vivo.

domingo, 26 de febrero de 2017

Locos de atar...


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A veces estamos para que nos aten.  Es así, los que andamos con este "barro de la creación", y pretendemos alcanzar "la cima" de no sé qué, terminamos - a veces- en esa locura ciega que impide ver los fallos terminando así, un poco, locos de atar. En este sentido, importa estar vigilantes no sea que la torpe adulación de cualquiera se adueñe de nuestra voluntad y nos amarre corto. Un peligro pensar que quien nos pasa la mano es el que lleva razón, que puede ser así,que la lleve.

Además, hay que tener cuidado con el " fanos", con ese creernos los mejores..., separándonos del resto de los mortales que trabajan y trabajan  teniendo la humildad como distintivo. Y atención, no hay que confundir humildad con la estupidez de la falsa modestia. Por esto mismo, en esto de los logros, no creamos ser ni cabeza del ratón ni cola del león, no. Mejor ser corazón para emocionarnos con lo sencillo y razón, para discernir aquello que nos puede llevar directos al cuarto oscuro de la soberbia privándonos de libertad. En la nube del mejor no se piensa, se mira por encima. 

Aunque a decir verdad, dejando esas estupideces aun lado,  cuando se está creando un poco locos sí hay que estar. Sí, hay que dejar la cabeza aun lado permitiendo que la intuición tome posesión de la casa y haga de las suyas. Mientras más audaz y atrevido sea uno mejor. Así es, perder la cabeza sobre todo cuando la creación trata la lírica, el poema, esa forma que solo unos pocos entienden o dicen entender. Locos para dejar que el verso rompa con todo lo aprendido dejando al descarne  la sutileza de la ambigüedad. Al final, hay que estar locos de atar, en este otro sentido, para hacer poesía. Probablemente  terminen llamándote "raro" y esto es ya para no dejarte salir a la calle.

jueves, 23 de febrero de 2017

Leer, leer y leer para mejor crear. De lo centrífugo a lo centrípeto.




En nuestras tertulias de escritores, e incluso a nivel personal, siempre repetimos, como un mantra, que es bueno  leer, leer y leer.Y si la lectura es de poetas, como José Ángel Valente, mejor. Siempre se aprende de los maestros como él.

La creación requiere previos de muchas lecturas. Además, crear, escribir, requiere silencio después de muchas lecturas. Un silencio obsequioso que nos aparta de saraos y otras efemérides literarias que nos despitan. No quiero decir que esto esté mal sino que hay que acercarse a ellas con medida. 

El escritor necesita retirarse a sedimentar, a abonar simiente, a saborear lo que siembra, a silenciar después de leer. Importa más el sentido centrípeto que el centrífugo en el comportamiento de quien escribe. Lo prolijo puede cansar a todos empezando por uno mismo. 

Sacar fuera lo primero que llega es algo pretencioso que termina por banalizar todo. Por eso es bueno la calma, es una buena terapia para narcisismos innecesarios y para egos prontos a la depresión. Crear es creer en uno mismo y la confianza se adquiere madurando lo que se hace. 




domingo, 19 de febrero de 2017

Ciudad celeste. Antología.

Magnífica Antología homenaje a José Ángel Valente, Ciudad Celeste, editada por el Instituto de Estudios Almerienses.



Y dentro de la Antología , estos versos del gran poeta Antonio García Vargas.



Valente, el cantor amanecido.

Increíble las sorpresas q te llevas cuando al buscar algo te encuentras más de lo que buscabas
Este es el caso de la búsqueda de libros de José Ángel Valente en mi biblioteca. Al final, cuando has encontrado cuatro libros de todos los q publicó, ves que en uno de ellos está su firma. Maravilloso.

domingo, 12 de febrero de 2017

Almería es el nombre, la luz su alma.


Es difícil hablar cuando la vista se ha saciado de luz y ésta ha alimentado el alma. ¿Qué decir de estos rincones de Cabo de Gata? Ante tanta belleza las emociones te hacen enmudecer y parece que  no encuentras las palabras capaces de describirla. 


Riela la luz, una lengua verdi-blanca 
mecida por el viento. El alma gravita 
al borde del silencio dibujando 
el horizonte. En este sueño de barcas 
te nombro deletreando el adjetivo 
que señala la vida.


 Un ir y venir de las vocales del agua, 
un beso suave que acaricia la piel 
de las rocas. Lento susurro de las nubes 
que te acerca hasta morir de amor.


Dejas la marca de tu rostro en la pared azul 
de su cuerpo. Una sombra de nubes 
viste el paisaje. Luego, lento, te vuelves 
para declarar la paz sin resistencia.


Vuelves a precipitar tu desnudez 
sobre este silencio de agua y rocas. 
Vuelves a mirarme con gesto de misericordia 
capaz de hacerme vivir fuera del fuego.

El eco de otras voces se mece en las olas, 
habitan los ángulos del arrecife. Las sirenas 
cerraron la puerta de este mar que me deja. 
Sólo el sueño, el sueño generoso, me acerca 
hasta ti y tu risa.


Nunca me dijiste nada tan sólo me acariciaste 
con ese dedo de agua que dibuja el infinito.


Dos,tres, se hace el silencio. Dos tres, 
cuatro, así cuento los segundos de este mar 
que me arropa. Así marco el abrazo 
de este agua para atar el sueño 
del que no quiero despertar.


Me devuelves a la puerta del paraíso. 
No sé tú precio ni me importa 
sólo quiero apretar esos segundos 
del momento final 
de la creación. 


Vuelves abriendo la esperanza. 
Y en este mar de infinitos las palabras 
dejan de soñar. Un silencio solemne 
se adueña de todo.


Se fueron, dejando el lugar desnudo de voces 
pero no de brisa, dando color al silencio 
de los dioses.


No es el final sino un punto donde la vida tiene 
el poder de cambiar el destino de los hombres. 
Una luz abierta al infinito de esta gramática 
mediterránea, que te bendice. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

Almería en el alma. XX Velorio PSA


Si tuviera q hablar del Velorio de anoche no tendría palabras y adjetivos capaces de describir las emociones vividas. Pero sí tengo una, la palabra GRACIAS, con mayúsculas porque es la única q refleja tanta generosidad vertida por estos poetas-sur-Almería,tanto amor por la palabra escrita como el que cada uno de ellos mostró anoche en la Peña de los Tarantos.


Hacia tiempo que no me reía como lo hice anoche escuchando magníficos sonetos q emulaban a la ironía de Quevedo o la sagacidad del verbo de Lope de Vega. Maravilloso.

Gracias a Perfecto y a todo el equipo , q con él, organizan estos eventos de poetas y poesía.Nunca podré pagarle a Perfecto Herrera,poeta almeriense, el haberme invitado al XX Velorio de los Poetas Sur Almería.  Darle las gracias es poco.

Gracias también a Sensi Falan por su saber estar y por su voz y por el regalo de poner música a algunos de mis versos. Gracias a Lumaga, este cantautor de la calle, como él dice y porque es así, por deleitarnos con su música.

Gracias a todos los que allí estuvieron,posiblemente unas 80 personas, que escucharon con atención solemne, los versos que les recité.Gracias a todos y como no a Alonso de Molina que me guió desde Almería a Retamar evitando así que este pacense despistado se perdiera y acabará en Murcia. GRACIAS amig@s por haberme hecho feliz porque Almería ya no será para mí un punto lejano y desconocido en la geografía  sino un lugar cercano en el imaginario de mis emociones, un habitáculo donde tengo mucho más que amigos ...
Gracias.

domingo, 5 de febrero de 2017

DIGNIDAD…




Como olvidar la dignidad pisoteada mientras “los buenos” expulsan de sus paraísos a los que no obedecen y exigen la falacia del “perdón”. Como olvidar el sacrilegio de “los perfectos” que miran el lado bello de la vida donde la miseria no molesta y pronuncian discursos sin contenido falseando la realidad. Cómo olvidar la imagen de los desheredados buscando una salida mientras “los mejores” justifican el control de los mercados. Cómo olvidar este olvido impertinente de “los santos” que no aceptan el impulso imperfecto de los que quieren sobrevivir sin mascaras. Cómo olvidar la fragilidad de los inquietos frente al hastío de los pre-potentes soportando el aburrido siempre-lo-mismo. No, no puedo olvidarme de esa mayoría que nos equivocamos mientras tenga conciencia de que soy alguien y no un objeto de cambio.

sábado, 4 de febrero de 2017

Días pares e impares. Metafísica de lo cotidiano.

          Quiero compartir el texto de presentación del libros Días pares e impares, editado por LUPI ( La Única Puerta a la Izquierda) de Julián Borao en la librería Universitas de Badajoz. Un somero análisis de cada una de las partes del libro. 



TEXTO ÍNTEGRO:
          

           Dice Teresa Ramos, una poeta navarra, amiga común que con este poemario:nos adentramos pues en el entramado de lo impar y de lo par; y de la vivencia de esa herida compartida por todos los seres humanos, impares o pares, según el día que amanece, con una suerte imprevisible, a pesar de todos los pronósticos y los propósitos.” Con las palabras de esta poeta navarra nos planteamos ante este libro de Julián Borao, que no se trata de averiguar el significado de estos elementos estéticos que le dan nombre a la obra, sino de caminar por los rincones de sus versos de manera vigilante. En definitiva, este es un libro de poemas que quiere hacernos conscientes que la existencia es algo más que un estar, es una búsqueda.

          Nuestro poeta nos presenta un libro dividido en cuatro partes, un a modo de cuatro existenciales donde él va trazando la trama de lo posible: Días; Chequeando las horas; Amor, tiempos y palabras; Versiones de la noche. Cuatro partes donde la temporalidad física desaparece, para dar paso a los momentos íntimos donde el yo poético se detiene.

          Así, en la primera parte, DIASse escribe desde el cero, que no es la nada, donde sumar y restar palabras es lo natural. Un punto de partida, como una declaración de intenciones de cómo hacer frente a los días, de cómo aferrarse a las cuestiones del instante “buscando las palabras conocidas/ que me lleguen a ráfagas anónimas/ en este extraño asombro de existir.” (39). No pierde Borao esta inquietud del filósofo de asombrarse para empezar a –como él dice- a descongelar “algunas sensaciones/ que llevan tiempo en mi interior.”(45) Y para esto hace falta “detenerse/ sentirse, /simplemente sentirse/ en el silencio/ y esperar” (51). Con esta expresión termina la primera parte subrayando que la paciencia es la mejor aliada en este trabajo de búsqueda.

          En la segunda parte, CHEQUEANDO HORAS, el yo poético entra en una revisión de todo lo que le rodea, examina, chequea desde el mismo instante en que rompió la virginidad- un 23 F y en una noche de invierno- donde el elemento físico se convierte una metáfora del desastre o de lo desastroso. Para terminar haciendo una confesión sobre el ser, que en castellano es estar también. Me parece-dice el poeta-que soy todas las cosas, / me vuelvo transparente y dejo de existir/ como mi nombre (89). Sí, en este pan-existencialismo que lo abarca todo, desde el árbol a la muerte, donde el cosmos se hace uno con el yo, y éste se disuelve en el todo dando paso a un nosotros, a un estar de distinta forma. Es este juego de pronombres el que hace preguntarse- al autor que nos visita- si son estos pronombres los que dicen, quién es o quienes somos. (87). En realidad, este chequeo nos lleva hacia la luz donde lo que importa es no jugar a ser dios “porque eres-dice-, a los sumo, /nada más que un suspiro intrascendente/ del aliento total del universo…” (77).







          La tercera parte, AMOR, TIEMPOS, PALABRAS, la única que lleva una dedicatoria ( A Julia) y con una cita de José Ángel Valente, nos lleva a las palabras, a las de siempre y que forman poemas (93), a las páginas donde se encuentra el tú –querido-, un tú al que el yo lírico le ruega que le explique “el silencio al que me obligo-comenta-, explícame este mar de hondo vacío/ que no logro abarcar/ (…), explícame los gestos (…)/ aclárame por qué hay ciertas palabras / que no deben decirse  ni en voz baja (…), sé tú mi pulso.” (97). En esta parte, donde parece que el dolor de la distancia con el ser amado se acentúa, el poeta resuelve la trama secuencial con un sentimiento que rememora tiempos mejores: “He visto a las gaviotas sobrevolar el agua/ y he invocado el mensaje de la botella/ que tiramos al mar hace algún tiempo/ por encima del bosque de los elfos” (113). Magníficos versos donde el imaginario conduce a una visión de la infancia superadapor encima del bosque de los elfos- que, encerrada en un mensaje, navega en el mar de lo ideal. Ese mar, esa agua termina respondiendo que nada es lo que se cree. Y en este creer, el yo dirá que “no importa descubrir que nada es cierto” (117). Y a pesar de todo, el poeta sigue diciendo: “puedo mover el cosmos con su abrazo (…) puedo fundir la nieve en su sonrisa (…) puedo deshacer las nubes con sus besos. Puedo escribir poemas con sus manos y hasta comerme el mundo con su amor” (121). Una tercera parte donde los miedos se superan.

          En la cuarta y última parte, VERSIONES DE LA NOCHE, es donde el yo enfrenta la incertidumbre de lo cierto y al hacerlo descubre que esto no acarrea problemas sino inquietud ante el día que vive o, incluso, en el gesto mismo de la espera de un vuelo improbable. Sí, en este último tramo, del poemario, se muestran ciertas figuraciones de la noche, esas que pueden localizarse en algunos lugares, como en una plaza, “mientras pasa el tiempo…/ al límite del sol de primavera” (137). Con estos metarrelatos de la noche el yo lírico resuelve lo incierto subrayando que continúa entre sus dudas y sus decisiones, para aclarar un día más (139) -no importa si es par o impar- dispuesto a percibir lo que “permanece callado” (141). Sí, preparado para resolver hasta los sueños del sueño, esos que mueren “en cada despertar” (145), o el preludio del propio sueño durmiendo despacio y sin horarios. La noche es siempre el momento propicio para profundizar, para deslizarse por la levedad del silencio sin miedo, así lo anota el poeta, sin embargo hay un revés es el no atreverse- así lo dice el yo literario- a mirarse en sus espejos. Y aquí, en esta figuración de la noche, donde aparece el alma (espejos) como una realidad que impone, es cuando se descubre la dificultad de profundizar. Tal vez-dice el poeta- es eso mismo vivir y revivir: “aferrarse al profundo sufrimiento de las horas oscuras (…) y reencontrar de nuevo la esperanza, / después de comprobar que no hay necesidad/ de otras respuestas para sobrevivir” (157).A pesar de todo, el yo literario, este que lleva de la mano por los vericuetos del poemario dice que no espera nada solamente la quietud…para “dormir al fin, sin muerte y sin memoria” (167). Una afirmación que deja a su vez un interrogante existencial.  Porque la propuesta no deja de ser una utopía que reclama el eterno vivir en continuo presente “alimentado historias para satisfacer/nuestra perplejidad de estar aquí” (165).

          Termino. Dije al comienzo que este poemario cuanta una historia, traza la trama de lo posible lanzando al lector a los existenciales de: buscar lo cierto entre lo incierto de los DIAS; a examinar (segundo existencial), a un CHEQUEO DE LAS HORAS, sin miedos a lo que nos rodea dejándonos atrapar por ello; a un encarar (tercer existencial) el AMOR, TIEMPOS, PALABRAS; a un dejarse invadir por esas VERSIONES DE LA NOCHE, que hacen diferente el modo de la existencia diaria.


          Gracias Julián por venir de tan lejos a compartir en lo cercano, esta creación fresca y directa, una poesía desnuda-como dice Blanca Sarasua-. Sí, tu poética no deja indiferente, porque- y en esto sigo la opinión de nuestra amiga Teresa- este libro es una “metafísica de lo cotidiano”. Gracias.

MIS VISITAS AL MUNDO

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Tiene Lisboa sonidos de agosto