Nunca imaginé la calidad humana de estas personas que forman el equipo de la revista Grada, encabezada por su presidente Jose Antonio Lagar, un gran comunicador de RNE.Gracias a Pedro pero, especialmente, gracias a todos y cada uno de los que hicieron posible que viviéramos unos momentos llenos de emoción y de calor humano.
Los premios se desarrollaron llevados por las voces de Manolo HH de RNE y de Lary León de A3, acompañados, al piano, por Pedro Monty. Estos presentaron una gala llena de solemne sencillez, de elegancia y cercanía moviéndonos a ese "dejarse ir" sin reparar en el tiempo que pasa. Y así fue, la noche tuvo esa magia especial que los espectadores agradecimos. A nadie se le ocurrió mirar el reloj. La gala se hizo especialmente corta. Más de tres horas de espectáculo, que pasaron como un minuto, lleno de emociones mientras entregaban los premios.
Una magnífica V gala de entrega de premios a la que se le pueden añadir todos los adjetivos positivos e imaginables. A esta gala se le puede perdonar todo, incluso que estuvieran “los políticos”. Gracias a Grada el milagro de convertir lo inconvertible sucedía como es el caso de hacer que “los políticos” abandonaran sus trajes de “políticos” y se codearan con los que practican la filantropía.
Gracias, muchas gracias, a la revista Grada y a Primera Fila por esta noche llena de sorpresas y emociones. Nunca se nos irá de la retina el encanto de Migueli provocando que nos entregáramos a la causa del pasarlo bien, relajándonos al máximo. Ni se olvidaran las palabras emotivas de Cristina Serrato, una de las actrices de reparto en la serie "Tierra de lobos”, presentando a Pedro, amigo común. No, no se irán de la memoria reciente las imágenes de quienes se premiaban porque cada uno tenía una historia de superación detrás.
"El gourmet del celiaco; Red Calea; cocedero de mariscos La Mar; CP Mideba; Primitivo Rojas, la voz; mi entrañable amigo Pedro Piquero; Concemfe Badajoz; la infatigable Rosa Morena; y la Fundación Antena 3
Gracias Pedro, por esta noche inolvidable. En el evento lo mejor fue la sencillez de los anfitriones. Estos, con su ejemplo, nos mostraron que las limitaciones física o psíquicas no son un obstáculo para seguir creciendo como personas libres.