Me parece mentira que haya pasado dos meses desde que entré en este blog a escribir sobre educación. ¡Dos meses, cómo ha pasado el tiempo! Estamos a final de agosto y he vivido con intensidad cada uno de los acontecimientos los personales, familiares y los sociales.
Entre los personales sería complicado ordenarlos, algunos están asociados a los familiares. Uno de ellos es la espera de mi hijo, de Rodrigo. Si todo sale bien y siguiendo lo previsto Rodrigo nacerá sobre el 17 de septiembre. La llegada de este niño ha convulsionado todo en mi casa. Nos hace ilusión, a mi mujer y a mí, preparar hasta el último detalle. De entrada, hemos tenido que vaciar de libros y de otras cosas una de las habitaciones y prepararla para él. ¡Por dios, cuántos libros y papeles almacenamos !
Los días se han sucedido y ahora nos encontramos a punto de comenzar un nuevo curso. Por cierto, este año estaré en un centro a cuarenta kilómetros de casa, en Alconchel. Menos mal que cada día volveré para estar con mi familia. Hubiera sentido mucho no vivir esos momentos de crecimiento de mi hijo en su primer año y dejar sola a mi mujer.
Bueno, además de todo esto he vivido el tener que escribir a contrapelo, es decir, buscando los ratos más inverosímiles y en el bloc de notas del móvil. Ay, estos móviles modernos que son como ordenadores.