domingo, 23 de octubre de 2016

LA LIBERTAD DEL VERSO



4

Ahora, no hay negro o blanco sino el color del verso, que brota en cada rincón de esos sigilos agónicos, en cada espacio vacío, en cada espera. Sí, ahora hay voces, no ruidos, en esta sinfonía donde vivir aparenta ser un presente de horizontes, más que de fronteras. Estoy aquí, intentando aprender lo necesario para no encerrar el verso en un impenitente siempre-volver.

PODAR VERSOS



3

La música de un verso es la emoción contenida del poeta después de haber podado parte de sus palabras. ¿Por qué estremecerse al cortar las ramas del primer poema? En ese menos es donde se revela el equilibrio de la estrofa, donde crece la armonía capaz de establecer un diálogo mágico con quien la lee.

COMO EL OLIVO EL POEMA.




2
Como el olivo, un buen poema resiste los embates del tiempo, mantiene su alma por encima de las estructuras, deja que quien lo contemple se vuelva más compasivo más allá de cualquier egoísmo absurdo. Como las hojas del olivo, los versos de ese poema se vuelven ancianos manteniendo su juventud, capaz de emocionar con sus palabras a quien tiene el valor de pararse a leerlo. Como el olivo, así el poema,y sus versos se trasplantan en el ánima de quien supo releerlo.


EL SILENCIO Y EL POEMA.


1

Cuando el verso se hunde en el aplauso y el eco de la lluvia arrastra la emoción del poema, ¿quién contará la historia del poeta? Sólo el silencio, y no el olvido, le harán crecer fuera de parafernalias miles.



MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto