Esta Nochebuena he sentido ese agridulce de las ausencias. No sería humano si no las hubiera notado. Doy gracias por las notables presencias que hicieron todo más sencillo y me devolvieron a ese pensamiento positivo de aceptar la realidad de la existencia con sus pruebas. Los eufemismos no sirven. Hoy, día de Navidad ,hago silencio mientras juego con Rodrigo. Curioso este entregarme al vértigo de la actividad de un niño sin entorpecer la quietud interior.
Destinado a comunicar todos esos momentos que son espacios donde la palabra se convierte en el refugio cierto, en luz capaz de abrir caminos.
martes, 25 de diciembre de 2018
domingo, 16 de diciembre de 2018
MIEDO
TENGO miedo al laberinto de las
horas,
al cansino vértigo del tiempo
que provoca silencios.
Miedo a la existencia
vivida a sorbos, a la soledad,
a lo incierto pero no a la muerte,
siempre compañera.
Tengo miedo
a la actitud cobarde; a no saber
cómo calmar la culpa.
Miedo al engaño
que desbarata la inocencia
nunca a la verdad,
aunque brote con dolor
Tengo miedo a lo oculto, a lo informe;
a la máscara de lo aparente
que confunde;
a los espejos que disimulan
el vacío de las quimeras.
Miedo de mí mismo,
pero no a las ganas de vivir.
martes, 11 de diciembre de 2018
Sobre la piel
SOBRE la piel acuosa del limón
resbala tu risa de otro tiempo,
esa mística mirada
que alumbra amaneceres.
resbala tu risa de otro tiempo,
esa mística mirada
que alumbra amaneceres.
Sobre el color de esta luz,
que recuerda el paraíso,
dejas la huella frágil de tu mano.
que recuerda el paraíso,
dejas la huella frágil de tu mano.
Sobre tu boca el perfume de la tarde,
la brisa del dolor amanecido,
que ahora descansa sin preguntas
en el centro del misterio.
la brisa del dolor amanecido,
que ahora descansa sin preguntas
en el centro del misterio.
viernes, 23 de noviembre de 2018
TE ENCUENTRO
TE ENCUENTRO ahí, donde no te soñaba,
en el dolor de las nubes
que respiran
el solemne verso
de la mañana.
en el dolor de las nubes
que respiran
el solemne verso
de la mañana.
Me abrazas,
con el frágil escalofrío de la brisa
para luego irte
con ese rastro de sonidos
que señala
la lluvia que no cesa.
con el frágil escalofrío de la brisa
para luego irte
con ese rastro de sonidos
que señala
la lluvia que no cesa.
Vuelvo al anonimato
entre las formas
de este lugar
que refleja las ganas
de seguir.
entre las formas
de este lugar
que refleja las ganas
de seguir.
Los espacios deletrean tu nombre,
con él todos los contratiempos
y alegrías,
las ausencias y las miradas,
las ofensas y bendiciones,
las heridas del maltrato
con él todos los contratiempos
y alegrías,
las ausencias y las miradas,
las ofensas y bendiciones,
las heridas del maltrato
y la certeza
de no saber
absolutamente
nada.
de no saber
absolutamente
nada.
martes, 20 de noviembre de 2018
lunes, 19 de noviembre de 2018
EL NOMBRE SECRETO DEL AGUA, de Faustino Lobato Delgado
Una reseña de Santiago Méndez. Tomada de facbook
El agua tiene un nombre y es tarea del poeta descubrirlo. Así podría resumirse el título que engloba el libro de Faustino Lobato. Pero en esa definición, que no búsqueda, el lector se deja transportar por el fluido. Y lo desea, porque el agua hace volar sobre la corteza del miedo, "se convierte una oración". El agua y su fluir describe con fuerza la pregunta de lo inconfesable.
Verbo y Paraíso. El agua, la identifica el poeta con el verbo, la palabra benéfica y sanadora, las palabras "quieren describir el cauce del agua/en está inmensidad de la Tierra". En el ansia de infinidad y la descripción del fluir continuo aparece el "tú", como pregunta, porque aún no está y la pregunta se ha convertido en río.
Es en ese momento cuando aparecen las sombras, ya no es agua que fluye limpiamente sino cauce en el que crece el espejo oscuro de los juncos y y el viento naufraga por los rincones del limo. No es lineal la poesía de Faustino Lobato. Destila vida, miedo, oscuridad, dudas y el poeta se refugia entonces " en el silencio...guardando la melancolía de las horas".
En la segunda parte del libro, el fluir deviene cambio, transformación. Todo fluye y todo cambia. El agua sigue su curso, pero ante la derrota previsible de que no alcance el infinito al que poeta aspira, éste se fija en el viento, en el aire, en la brisa de los abrazos para resistir al infierno. Y baja el libro a la carne, a la "sangre del poema", al incomprensible vértigo del sexo "que arranca trozos de cielo" frenando el sabor amargo de la vida.
Las rocas de río, los elementos, la naturaleza en suma, transitada en poesía, identificada con el texto mismo - una piedra es verso o viceversa-, aligera el dolor. Es un libro tremendamente humano.Y contemporáneo. Conecta o, más bien, se inserta en una gran corriente estética y espiritual que reacciona frente a la dualidad del ser, desgajado por un sistema de vida de anhelos y frustraciones.
Las palabras vienen en ayuda del poeta que se sabe frágil y, tras constatar que todo fluye,y mejor que así sea, percibe las cadenas de lo prohibido, de las limitaciones y de la sabiduría aún no hallada. Por eso, en esa aventura a la que invita al lector, nos encontramos de pronto en la necesaria transformación: " la caja de los sueños" no se impone al "mensaje de las sombras". Desde la orilla del agua, el poeta constata, como Camus, la indiferencia del universo: "La indiferencia cubre la gravedad de las raíces". Se impone, pues, el combate para no caer en un existencialismo estéril, la lucha de los elementos ante la mirada del poeta "En medio de este sentimiento del agua, surge la lucha de la Tierra y el fuego, un combate que re e en los límites del alma". Una lucha de contrarios que el poeta no esperaba en medio de sus versos.
Faustino Lobato podría haber tomado el camino fácil, con "happy end" de película americana y concluir el libro por donde lo empezó, cantando al fluir del agua, al río que todo lo cura, incluso la herida del sexo. Pero esa primera parte quedó en una proclamación. Constata con el canto al agua y las citas de Houellebecq y Heráclito que todo se mueve hacia un paraíso que puede estar en el otro, en el ser amado o, como se invita a creer constantemente en el interior de uno mismo. Sin embargo, la lectura confronta cada vez más con la duda del camino que hay que seguir sin romper un invierno acogedor. "Camino por la herida de las sombras, un pulso con la soledad que me acerca a la muerte". Preguntas cuyas respuestas han de encontrarse mediante la transformación "bajo esta realidad que se resiste a morir". El cambio es duro y ha de sufrida su proceso en soledad "En esta soledad del cambio beso la angustia de las pérdidas, la sonrisa de todos los encuentros". Esa necesidad de desprenderse de la camisa vieja, como las serpientes, se topa con la fragilidad del cuerpo, hecho ya agua, consciente de que ha de navegar en ella. Asistimos a ese proceso que se nos muestra sin rubor, la duda ante la redención evidente: " Por qué no declara el sustantivo del amor que nos sorprende". Tanta es la duda, que, inopinadamente, pasa del "yo" al "nosotros", apoyándose en el lector universal para resistir ese proceso.
El poemario viene resumido en estos versos, de una conexión tan actual con la búsqueda del propio ser en medio de la alienación promovida por el consumo, la desigualdad y la impotencia del afán constante por poseer cosas: "Nada permanece porque la vida, como el agua/tiene ese tono de remanso/semejante al amor que renace(...).Nada permanece todo es sueño, /movimiento, huella de misericordia/ en la orilla de lo posible".
miércoles, 14 de noviembre de 2018
La piel de un poema
He perdido la cuenta de las horas,
mientras los sueños sellan
el recuerdo de otros versos.
La piel de un poema reclama
el canto de los gritos
agolpados en las manos.
La forma de tu voz se pierde
en el barullo de la calle,
dejándome la huella del sonido
con ese olor a soledad
que dibuja desiertos.
Después, por los rincones,
llega el delirio de las musas.
Me seducen y detienen el tiempo
con la sorpresa del poema.
Etiquetas:
Un concierto de sonidos diminutos
martes, 13 de noviembre de 2018
PODRÍAS gritar
PODRÍAS gritar que el amor es un sueño,
que el corazón no late,
adelantando la muerte. No,
no lo harás,
deseas vivir en esta presencia
que arde en el viento de tus manos.
Vuelves a la tormenta
de vuestro lecho, al olor de su sombra,
a saborear el amor primero.
Descubres como su risa
se prolonga en tus entrañas,
en el amargo río de tus desasosiegos.
Te perdona,
le perdonas aquel ingrato gesto,
aquella maniobra de metal
que le hizo perder la memoria
y arrastró tu inocencia
a las puertas del infierno.
lunes, 12 de noviembre de 2018
CÓMO descubrirte
CÓMO descubrirte cada día, cada instante,
si me olvido de tus gestos, aquellos
que atravesaron la cordillera de mis sueños
haciendo realidad el deseo.
Cómo encontrar tu huella en mis pasos, en la
mañana,
si no me acuerdo de tus palabras,
las que me devolvieron a la vida en el trance
de desierto,
en ese instante, casi eterno, de soledad.
Cómo hallarte presente
en la imagen de todos los rostros
si escondo tu sonrisa
en el fondo del alma.
Cómo vivir en el espejo de tu recuerdo
sin disfrazar los gestos,
las palabras, tu sonrisa
con otra realidad que no es la tuya.
Etiquetas:
El vértigo de no saber. Memoria
viernes, 9 de noviembre de 2018
LIBERALISMO POLÍTICO. FRANCISCO CHAMORRO
A Francisco
Chamorro lo conocí una tarde tomando café
en Badajoz. Un amigo común propicio el encuentro. Desde ese día me
alegro de haberle conocido. Pero tengo que decir que me alegra mucho todo lo
bueno que le ocurra, como es el hecho de esta obra donde hay una explosión poética de denuncia más allá del lirismo al uso. Un
primer libro, muy potente, que parece ser la punta de iceberg de todo lo que está por publicar.
He leído y
releído el libro Liberalismo político, publicado por Jesús Munarriz, Hiperión, de Francisco Chamorro. Lo he leído tanta
veces que he conseguido aprenderme
algunos versos de memoria. Esta obra
llama la atención por su estructura o mejor dicho por un contenido poético vertido sobre el esquema de tres conferencias
de John Rawls. Chamorro aprovecha hasta el prólogo donde el filósofo habla
de las conferencias, de lo que en
realidad supone la publicación de
Liberalismo político (también el título
es de Rawls). En el fondo, el poeta
juega a introducir un contenido poético en un esquema profundamente filosófico/político.
A decir verdad, el contenido poético no
le resta ni un ápice a la filosofía social de Rawls. Nuestro poeta
subrayará la forma de sociedad en la que vivimos hasta aburrirnos de hastío,
donde lo que parece libertad es simple esclavitud de trabajo y de consumo.
En la primera conferencia y siguiendo
el esquemas de la misma, nuestro poeta traslada el pensar y el sentir hasta los rincones mínimos de lo cotidiano. En qué piensas mientras trabajas,…/ cuando
sales del polígono…/en el camino a casa…/ comiendo. Qué sientes [mientras trabajas en el matadero]. Esta
es una forma extraordinaria de romper el
lirismo poético para recobrarlo en el sentimiento de abandono del sujeto, el yo literario, mientras reflexiona desde
un contexto precario de obrero [de la
industria cárnica]. El trabajo se deja el
misterio de este personaje mientras
bebe whisky en el bar, y piensa en esas chicas “que te abandonaron” para terminar diciendo que “no son nadie”, “tú tampoco eres nadie”. Un
sujeto desesperado, bebedor, que mata el tiempo [libre] en el bar. Y así,
en esta reflexión de no aparente lirismo el poeta introduce al lector en un mundo de vaciedades y repeticiones, donde la emoción, a pesar del desespero, es primordial, “me emociono por todo-dice.
Francisco
Chamorro comenta las incidencias de un personaje que, lejos de ser ficticio, es
él mismo. Desde las primeras páginas adivinas que el libro es
autobiográfico. La página 21 lo hace
patente. Y así, empleando la tercera
persona evita hablar de sí mismo.
Así, dice: Le llamaban el lechero a finales de los noventa en el C.P. Arias
Montano (Fregenal de la Sierra. Badajoz)…Lechero fue su abuelo yen cierto
tiempo su padre…Este el lechero,…es el enviado de la naturaleza , el sudor y la
frente, la tierra y la zarza. En estos versos, en estas líneas del libro el
lirismo implícito salta en la emoción de la identidad. El extremo de lo autobiográfico llega en las páginas
siguientes cuando escribe su D.N.I., el número de un sujeto vivo. Y así, con una anáfora
existencial, casi bíblica, señala: Soy yo, cariño/ soy yo, no
me recuerdas, verdad. / Soy yo, amor. / Soy el gran edificio desde el que se
ven/ las grandes construcciones sentimentales./ Soy la referencia de los
viajeros. // Te lo juro no desaparezco.
El poeta, a partir
de estas páginas, va dejando un rastro
de ironía, casi cínica (en el sentido más desvergonzado de la palabra) Soy
un hombre bueno y quiero viajar gratis/debería bastar./ Soy un hombre pobre y
quiero viajar gratis,/ debería bastar.
Y en esta perspectiva
de la identidad y del abandono, esboza un poema esencialmente anafórico con la
expresión poeta trabaja de…para terminar con un verso de toque lírico, Las
palabras están hechas de hambre. Magnífico.
Mejor no se puede expresar el hecho de escribir o la soledad angustiosa del
escritor.
Así, en un
esquema de filosofía socio-política nuestro autor comenta que todo
es político. / Whisky con agua/ Y
quien soporta la claridad a estas horas, el bebercio, la política/ y quien
soporta la claridad a todas horas, qué han hecho conmigo,/ porque duele todo.
En medio de
este contexto, de intima reflexión
desesperada sobre sí mismo, el yo dirige la mirada hacia los viajes, esos en los que gastamos- comenta-todo el dinero que ganamos escribiendo
libros/ detrás de las barras de los bares, en las oficinas,/en las grúas, en
los puertos y aeropuertos/ … El
sujeto descrito es un personaje engullido por el consumo en medio de rutina y
vacío.
En la segunda parte del libro, según el
esquema de Rawls, la segunda conferencia,
Francisco Chamorro le hace decir al personaje que es un hombre libre. Este sentimiento es en sí una actitud crítica con
todo lo que le rodea. (Ver página 33)
Los versos, Me siento libre, liviano. / Soy un hombre más libre. Se intercalan como expresión
anafórica, como un eco en las expresiones mismas de Rawl: La libertad, sin precedentes
que nuestra sociedad ofrece a sus miembros
ha llegado acompañada de una impotencia también sin precedente. Este
poema contrasta con el siguiente donde el
yo lírico sitúa al lector, además de la identidad del autor (yo literario) en la cara opuesta del ser libre en la del
proletariado que no es dueño de su propia historia: Soy un animal de fábrica,
(pg. 35) dice el poeta.
Libertad y opresión calculada, ahora, en
paralelo con la realidad consumista e inútil en la que el poeta dice que
hizo La forma de las cosas, su alma,
su sentido; y con ello la terrible
soledad , quién sabe-dice-del porqué estamos solos, abandonados, / si
hay aplicaciones geniales, esplendidas y de gran alcance. (Páginas 39-43).
Los textos que
siguen tienen ese desgarro propio de
aquel que, siendo un “habitante de lo rural”,
y a pesar de la mecánica de un trabajo precario, la ciudad le parece una “jaula”
donde los deseos se multiplican, la inversión
del síndrome del caballo de Troya ( Ver poema de la página, 66) Nuestro poeta,
en un intento de poetizar la plena autonomía, apunta al registro íntimo de la familia, a ese lugar estático de lo
social para dejar una petición esta
de la inmortalidad…hasta consumir el
infinito (pg. 46). Vuelve con estas expresiones a marcar el sentido
lírico dentro del despojo de lirismo que hace en sus textos. Que hago
aquí, whisky en mano, mayo, en cualquier pueblo de Extremadura te preguntarás.
En las últimas páginas de este apartado
nuestro autor marca la soledad con una expresión frustrante, le falta la
partícula condicional [si] para denotarlo, Soy
el poeta del dialogo. / Me gustaría que hablasen conmigo. Terrible que en
esta página 50 el autor del libro
deje su tarjeta de visitas. Lo admirable de todo es la ironía de la frase final “escribidme
a…pero sin falas de ortografía/eso no por favor/ os lo pido desde el corazón
(pag. 50)
La tercera parte, según el texto de
Rawl, la III Conferencia,
Constructivismo político, se abre con ese lirismo deconstruido: Aprendí
a soñar mientras dormía en las
aerolíneas de bajo coste. Más adelante dice, no sé si puedo escapar de las estructuras, de lo que es/ y de mi
capacidad para reconocerme en sus
palabras. / Pero quién sabe de las
noches que me declaré líquido/ en fiestas y jolgorios sin saber que no tener forma es estar/condenado a
cualquiera. ( pag. 55). Los verbos aprender/ soñar/
reconocer/declarar/ estar…marcan en
estas expresiones un non amarum
contemplatione rerum una contemplación amarga del ser. Esta contemplatio entis no admite la luz
porque ésta estropea la materia (pg
58). Tremendo estado que aparta al ser de cualquier salida.
El poeta lo intenta
remediar, preguntando, en medio de
unas concepciones objetivas del sistema, esas cuestiones que apuntan a la
materia: ¿qué sucede en el trayecto/ entre la carne y la superficie? // ¿Qué sucede en el trayecto/ entre el cuerpo y la imagen?// ¿qué sucede en
el trayecto/ entre el número y la muerte?
(págs. 62ss) Estas cuestiones son fundamentales sobre todo si tenemos en
cuenta, no la primera parte de la pregunta sino la segunda y aquí, el segundo
concepto –superficie, imagen, muerte. En esta metafísica, el autor nos lleva al sinsentido del ser
humano, consumista y solo, es posible
que hoy se agoten los seres (pg. 63)- comenta, con esa ironía del desespero
-esta vez referidos a las reses del matadero-, que después de sacrificadas,
troceadas, preparadas (plastificadas) son parte del festín carnívoro. La
ironía está en la metáfora que va de un lado a otro, de la sala de despiece a
la vida cotidiana. Todo se arruga en lo igual. La segunda objetividad marca esto que apunto. En definitiva, no deja de ser un despiece personal lo que
el poeta narra, esa desolación de lo
cotidiano -desde ir al baño. Curioso que esta es una verdad que se contiene en todos los seres (pg. 64). La
objetividad continúa en ese esperar a que las cosas cedan. Y en este
cotidiano de soledades y desesperos, de aburrida vivencia laboral, un deseo expreso,
un testamento vital encabezado por
una cita del costumbrismo de Luis Chamizo
–paradoja-. Me quiero morir en mi
huerta. / Me quiero morir en Extremadura. / Me quiero morir con la tierra entre
las manos. (pág. 66/ 67). Un poema
que si no fuera por la gravedad de lo que dice resultaría esperpéntico y
paradójico. De las diez estrofas las dos primeras y la sexta denotan esa
forma nostálgica de mirar la propia tierra, las raíces [culturales/sociales].
En el final
del libro, los versos o las notas reflexivas, nos conducen a la síntesis de la
realidad identitaria del propio autor. Con el apellido, y no de forma baladí,
el yo lirico nos sitúa irremisiblemente en el hecho indiscutible de la
pertenencia; nos lleva a la memoria que
está más allá del Cronos y nos empuja a ese instante oportuno del Kairós donde
el tiempo deja de existir y el ser cobra relieve por lo que es.
lunes, 5 de noviembre de 2018
sábado, 3 de noviembre de 2018
CÓMO...
La tarde tiene esa fragilidad que nos devuelve
a la mirada que no queremos
a la mirada que no queremos
CÓMO esbozar un instante
de vuelta al Paraíso. Hasta cuándo
permaneceré mudo mientras me roban las alas; cómo interrumpir el suicido
de las formas. Por qué estas coordenadas de los días grises, estos adverbios del
dolor, los versos que reniegan de la luz. Hasta cuándo.
Cómo oponerse a este
tiempo absurdo de divisiones y fronteras que escapan del albor; cómo gritar
solidaridad cuando la sombra del egoísmo se ha instalado en nuestras casas, sin
vuelta atrás.
Cómo sofocar este momento de odios, suicidios y de luchas
absurdas por el poder. Deseo abrir mi
habitáculo en esta tarde de otoño para reparar
la verdad y sobreponerme al vacío del desasosiego.
viernes, 2 de noviembre de 2018
TU IMAGEN
TU IMAGEN se ha vuelto blanca
en mis
manos,
todavía con el calor de las tuyas.
todavía con el calor de las tuyas.
El latido de tu sangre
es un eco profundo que me abraza.
Y te abrazo.
Y te abrazo.
Tus palabras,
las que siempre terminaban
con un sí,
crecen en mi interior
dando calor a mi
alma.Y son rocío
que me inunda
y alimenta.
Siempre ahí, con tu gesto
de acogida, con tu ternura,
me devuelves a la vida,
me devuelves a la vida,
al trabajo,
a sonreír, aunque muera
a sonreír, aunque muera
de dolor con tu recuerdo.
Y en este morir, madre,
te siento viva
en el mejor lugar
en el mejor lugar
que tu vida merece.
No has muerto
No has muerto
solo te has marchado
des
pa
cio,
sin hacer ruido.
sin hacer ruido.
miércoles, 31 de octubre de 2018
ESCAPO
ESCAPO entre las sombras callejeras, multiplico los sueños en el chapoteo del asfalto. Llueve . Rompo la monotonía del silencio al mirar este espacio que me devuelve el eco del agua. Llueve. No deseo confundir el tiempo con la prisa ni la conciencia con el perdón, en la levedad de estos versos que reflejan el otoño.
De Si el infierno soluciona la distancia, pagina 48
lunes, 29 de octubre de 2018
La verdad tiene su precio.
ESCRIBO sensaciones, con la dificultad de saberme ante lo inevitable- soledad, miedo, muerte, vacío, incertidumbre; con la impronta del gesto cotidiano, a merced de ese juego del destino que pretende que el infierno del olvido solucione las distancias.
Encarar la verdad es el principio de un rechazo. Y me sacaron fuera por no mantener la farsa que soporta el edificio. Y pusieron “un ángel guardián controlando la entra da”. Decir la verdad tiene su precio.
Cuesta entender la vida más allá de aquella otra donde lo sagrado enmascaraba mentiras.
( De Si el infierno soluciona la distancia. en Rehacer el alba, p.35)
domingo, 28 de octubre de 2018
De la noche y sus tropiezos
Mi único
tema es lo que ya no está.
Sólo parezco hablar de lo perdido.
Jose Emilio Pacheco
NO
ME IMPORTA recordar lo que no está y se perdió en la ácida nebulosa de los días. Aquello que fue vital, ahora, envuelto en papeles de estraza. Cuánto empeño puse en aquello que creí era
el soporte de mi vida, ahora sepultado y revestido por estos pensamientos en la
noche. En esta liturgia nocturna, siento el pasado, no como una perdida sino
como el ethos de lo que soy. Lo que no está, porque fue,
está ahora en lo que vivo.
La
noche, este espacio de lo posible, descorre (apocalypto) el velo de los espejos donde no me
avergüenza mirar y perdonarme. Este momento de abrazos y de carne, de gestos
imposibles, me hacen guardar silencio. Sí, el silencio de esta noctámbula
me enfrenta, sin pudor, a la locura del
pasado; a la estupidez consentida; a lo irracional que frenó lo mejor; al
instinto de la bondad que cambió el rumbo de mi vida. No me importa recordar lo
que no está porque soy lo que fui.
El
tiempo pasado, lleno de emociones que no buscaron el elogio, de risas en medio
de lo precario, de generoso encuentro con ese rito de la amistad que perdura a
pesar de la traición. Sí, lo pasado permanece como aquel Odiseo volviendo a Ítaca.
No reniego ni de mis fallos, porque estos me hicieron crecer. Todo lo he ganado. Ahora, me siento vivir en el silencio de lo que fui en lo que soy.
viernes, 26 de octubre de 2018
La levedad del barro
LENTO se despierta el día.
La luz besa las paredes,
rompe la guadaña de las sombras.
En este acoso de grises y perezas,
los recuerdos se amontonan
envueltos con sonidos callejeros.
El silencio de las manos esconde al verbo.
Las sonrisas no llegan y el verso
golpea el vacío de mi vida.
Todo se repite con la mecánica de la prisa.
El secreto marca el conflicto de los cuerpos.
¡Hay tanta ausencia!
Libros desplegados; un punto rojo
en los sábados de octubre;
recordatorios de visitas; marcas
en las hojas pares de un libro.
Des-orden; un jardín inglés.
No hay dentro ni fuera.
La carne reclama
el suicido de las formas,
el comienzo de otra secuencia.
Abandono el apresto falso
de ir sin saber a dónde.
DUELE el parto de lo infinito
en este límite ingrávido
del alma.
La memoria juega a regresar a la nada.
El deseo retoma el color
en la piel de la vida.
Solo, en esta lucha. Solo
con el anhelo de alcanzar el silencio
de aquello que no se nombra.
Cómo parar esta inercia sin sentido.
( De Rehacer el alba, Vitruvio, Madrid. 2018, pág. 25 ss.)
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