domingo, 20 de octubre de 2019

Hojas

Hojas

Cruges bajo mis pies haciendo volar la magia de momentos pasados. Rota en mil pedazos de ocres y amarillos, desvelas el calor
de un verano reciente. Cuántas voces albergas en tu herida.

Mi expontanea pisada es ajena a tu dolor, a tu muerte, a tu ser arrinconado como basura. No olvido la belleza de tu sombra en la crudeza del estío. Cuánta crueldad en la huella de tu tránsito.

Me avisas de la nada. Tu materia me envuelve en la raíz del sentimiento al recoger en mí la imagen de tu naturaleza herida. Cuánta verdad en este recuerdo de volver al caos primigenio.

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viernes, 18 de octubre de 2019

Otoño

El día está pesado, gris. Tengo sueño, ese sueño de modorra  otoñal que se pega a los ojos y a la espalda.

Este otoño es raro.

Luego iré a recoger a Rodrigo con la esperanza de verle contento. Siempre lo está incluso cuando sus amigos no han jugado con él.

La alegría es un antídoto para dias estúpidos como este.

Haré caso a Manuel Vilas para preparar el hundimiento. Sí, " toda la oscuridad del cielo me la voy a beber ahora mismo".

miércoles, 16 de octubre de 2019

Ya es hora...



Sí, ya es hora de mirar al frente, de no hacer caso de los malos rollos, de sonreír por encima del dolor, de estar esperando lo bueno, aunque tarde en llegar...

Ya es hora de ser consciente del otro lado del corazón, ese que hemos ido ocultando a medida que crecimos. 

Ya es hora de vivir de verdad y apurar cada instante, esos que no volverán. 

Ya es hora de seguir soñando a pesar de que los sueños no se cumplan.



lunes, 14 de octubre de 2019

El vértice de la poesía

Aprender con sorpresa del momento;  descubrir el lenguaje- a veces misterioso- del entorno;
estar atento al instante, a la dimensión  profunda de la existencia, a la singularidad del momento, nada extraordinario. Esto , y no otra cuestión es lo que entiendo que conforma el poema. La emoción se imprimirá

más allá de las palabras.

Eran las siete de la tarde

Eran las siete de la tarde
cuando dejó de llover
y encendieron las fuentes.
Un gesto simple que emocionó la mirada.
Cuánta bondad en el centro de las miserias
arrastradas
por el naufragio del día.

Era ese momento de brisa
y olor a tierra
que recordaba tiempos pasados.
No teníamos malicia para mirar  las cosas,
sólo había juego y risas.
Cuánta ingenuidad nos hacía crecer
mirando el límite del cielo.

Era el instante oportuno
donde el alma no buscaba
porque ya te había encontrado
en el revoltijo de la memoria.
Un ángel revendía dioses falsos.
Cuánta certeza al no olvidar
las debilidades de la carne.

Eran las siete de la tarde
el instante de la luz envolviendo
de último color los parterres.
Todo parecía entrar en la quietud
del perdido Paraíso.
Cuánta generosidad
alertando cambios ante la muerte.
La imagen puede contener: árbol, cielo y exterior


MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto