miércoles, 31 de octubre de 2018

ESCAPO



ESCAPO entre las sombras callejeras, multiplico los sueños en el chapoteo del asfalto. Llueve . Rompo la monotonía del silencio al mirar este espacio que me devuelve el eco del agua.  Llueve. No deseo confundir el tiempo con la prisa ni la conciencia con el perdón, en la levedad de estos versos que reflejan el otoño. 


De Si el infierno soluciona la distancia, pagina 48

lunes, 29 de octubre de 2018

La verdad tiene su precio.


La imagen puede contener: cielo, nubes, crepúsculo, árbol, exterior, naturaleza y agua

ESCRIBO sensaciones, con la dificultad de saberme ante lo inevitable- soledad, miedo, muerte, vacío, incertidumbre; con la impronta del gesto cotidiano, a merced de ese juego del destino que pretende que el infierno del olvido solucione las distancias.

Encarar la verdad es el principio de un rechazo. Y me sacaron fuera por no mantener la farsa que soporta el edificio. Y pusieron “un ángel guardián controlando la entra da”. Decir la verdad tiene su precio.

Cuesta entender la vida más allá de aquella otra donde lo sagrado enmascaraba mentiras.

( De Si el infierno soluciona la distancia. en Rehacer el alba, p.35)

domingo, 28 de octubre de 2018

De la noche y sus tropiezos

                                                                                                
                                                                 

                                                                                                                       Mi único tema es lo que ya no está.
                                                                                               Sólo parezco hablar de lo perdido.

                                                                                                                               Jose Emilio Pacheco

                                                         

NO ME IMPORTA recordar lo que no está y se perdió en la  ácida nebulosa de los días.  Aquello que fue vital, ahora, envuelto en papeles de estraza. Cuánto empeño puse en aquello que creí era el soporte de mi vida, ahora sepultado y revestido por estos pensamientos en la noche. En esta liturgia nocturna, siento el pasado, no como una perdida sino como el ethos de lo que soy. Lo que no está, porque fue, está ahora en lo que vivo.

La noche, este espacio de lo posible, descorre (apocalypto) el velo de los espejos donde no me avergüenza mirar y perdonarme. Este momento de abrazos y de carne, de gestos imposibles, me hacen guardar silencio. Sí, el silencio de esta noctámbula me  enfrenta, sin pudor, a la locura del pasado; a la estupidez consentida; a lo irracional que frenó lo mejor; al instinto de la bondad que cambió el rumbo de mi vida. No me importa recordar lo que no está porque soy lo que fui.


El tiempo pasado, lleno de emociones que no buscaron el elogio, de risas en medio de lo precario, de generoso encuentro con ese rito de la amistad que perdura a pesar de la traición. Sí, lo pasado permanece como aquel Odiseo volviendo a Ítaca. No reniego ni de mis fallos, porque estos me hicieron crecer. Todo lo he ganado. Ahora, me siento vivir en el silencio de lo que fui en lo que soy.

viernes, 26 de octubre de 2018

La levedad del barro




LENTO se despierta el día. 
La luz besa las paredes, 
rompe la guadaña de las sombras. 
En este acoso de grises y perezas, 
los recuerdos se amontonan 
envueltos con sonidos callejeros.

El silencio de las manos esconde al verbo.

Las sonrisas no llegan y el verso 
golpea el vacío de mi vida. 
Todo se repite con la mecánica de la prisa. 
El secreto marca el conflicto de los cuerpos.

¡Hay tanta ausencia!

Libros desplegados; un punto rojo 
en los sábados de octubre; 
recordatorios de visitas; marcas 
en las hojas pares de un libro. 
Des-orden; un jardín inglés.

No hay dentro ni fuera.

La carne reclama 
el suicido de las formas, 
el comienzo de otra secuencia. 
Abandono el apresto falso 
de ir sin saber a dónde.








DUELE el parto de lo infinito 
en este límite ingrávido 
del alma.

La memoria juega a regresar a la nada.

El deseo retoma el color 
en la piel de la vida. 
Solo, en esta lucha. Solo 
con el anhelo de alcanzar el silencio 
de aquello que no se nombra.

Cómo parar esta inercia sin sentido.

( De Rehacer el alba, Vitruvio, Madrid. 2018, pág. 25 ss.)







lunes, 22 de octubre de 2018

Desaparezco.




Desaparezco en este espacio de luz 
donde te pienso...Negro, no es el vacío,
es la espera del color que abarca 
todos los colores.



domingo, 21 de octubre de 2018

Paradoja existencial.


El espacio del olor y el sonido, "el aquí" donde la mirada se dilata en el vacío de las formas...Esta era mi reflexión primera. Después ha venido la otra, cuando el sosiego, una vez en casa, ha entrado en acción y he vuelto a mirar las fotos. Al volverlas a ver, he pensado que este instante ha sido como estar en un punto de partida, iniciando la carrera después de haberla terminado.




La puesta de sol sobre el Guadiana me parece un "siempre comenzar". En realidad la luz no se va, aunque para mi termine, ésta permanece. Es el símil perfecto para pensar en la esperanza, como una luz que está en el punto opuesto de donde se perdió, pero está. Por otro lado, es la paradoja existencial más tremenda porque este mirar la tarde se convierte en reflejo de un morir y vivir en el instante, sin tiempo.



viernes, 12 de octubre de 2018

Presencias.



LA CLARIDAD respira bajo los toldos. Me asombra cómo los ruidos ceden su lugar a la calma, el ímpetu al sosiego. Jasón traza existencias en este intermedio del día. No hay naufragios sino restos de él. La tranquilidad de las formas se suspende en una espesa luminaria que lo envuelve todo. No hay miradas de horizontes, todo se contiene en mí, caja de Pandora, quemando las desganas del mediodía. En el aire, una especie de derrota que anula el sabor del deseo. Solo la luz salva el color de las cosas dejándolas existir sin adjetivos. Y en todo esto, siento que no me pertenezco y que nada está perdido.

A CLARIDADE respira sob os toldos. Espanta-me como os ruídos dão lugar à calma, o ímpeto ao sosego. Jason desenha as existências neste meio do dia. Não há naufrágios, mas restos dele. A tranquilidade das formas é suspensa em uma luminária grossa que envolve tudo. Não há olhares de horizontes, tudo está contido em mim, caixa de Pandora, queimando a relutância do meio-dia. No ar, uma espécie de derrota que anula o gosto do desejo. Apenas a luz salva a cor das coisas, permitindo que elas existam sem adjetivos. E em tudo isso, sinto que não me pertenço e que nada está perdido.



( De Trazando presencias. [Otras notas.]

lunes, 8 de octubre de 2018

SONIDOS EN EL TRASTERO




                        Bajo al cuarto de los trastos viejos.

He abierto la puerta del trastero.
Encuentro el olor del abandono,
fragmentos del recuerdo
embalados en cajas de cartón...

Cuánta indiferencia guardan estos muros.
Cuánto agridulce de tardes nubladas,
junto a los agobios de otras primaveras,
mezclados, sin misericordia,

con la prisa de las mañanas.


He cerrado la puerta  hasta sepultar el pasado
en la húmeda oscuridad del cuarto
de los trastos viejos.

En el último instante
quise atrapar
el sonido de la quimera. Pegué el oído
a la puerta. Sólo escuché el latido
del corazón sobre la plancha metálica

y el suave rumor de la bomba del agua.



REFLEXIÓN a propósito del poema

LAS ANTÍPODAS. NOTA 2


            Bajar al trastero es directamente proporcional al lugar donde habito. Las antípodas son el paralelo perfecto para recordar la redondez del equilibrio. Es como bajar a los lugares estrechos de la memoria en un acto de modestia que las ansias de vivir no siempre te permiten. Cuánto tiempo se tarda en reconocer que el cuerpo se hace nada en el descenso. Se deshace. Porque bajar supone abrir la puerta que no se quiere y la carne te reclama y el espíritu se rebela. Cuánto abandono se puede descubrir en ese punto interior, oscuro con el que no quiero toparme. No hay misericordia en estos encuentros. No es fácil abrir la puerta de este trastero que almacena la sombra de lo que soy. Qué rápido late el corazón cuando te acercas al punto cero. Porque la agonía de saberte es la angustia de morirte en cada espacio afirmado. 
                Y al bajar se abre la puerta con miedo, como esa que tenía aquel preso que olvidó el color  del  cielo. Cuántos trasteros esperando abrirse, cuántos por cerrar. Los sonidos se acumulan en una extraña sinfonía. Sonidos del tiempo, de todas las tardes que tienen nombre y se esconden y se confunde con el motor del agua, o con los perros callejeros. Bajar no es una aventura es el movimiento de los graves que buscan su centro, el punto negro, que después se olvida. Porque las tardes tienen ese sentido pasajero que terminan por dejar tu perfume prendido en el revés de las manos. 
                   Bajar a este o a cualquier trastero con la lentitud líquida de los minutos que permita el cálculo exacto de las distancias que median entre los ojos y los dedos, entre la palabra y la cara oculta de la luna.



jueves, 4 de octubre de 2018

sombras.






De vez en cuando, descubro señales en las sombras.
Un mínimo de luz, capaz de desvelar el punto de misterio.
Señales que me hablan de ti,de las mentiras del tiempo,
de la inquietud abortada, de los deseos, de la ilusión,
de los cansancios, del perdón. Te busco.
Cuando creo descubrirte
desapareces en las sombras. Y te sueño
en el leve resplandor de este instante.

LA BÚSQUEDA

La imagen puede contener: cielo, nubes, exterior y naturaleza

LA BÚSQUEDA es un encuentro en el vacío.
Hay tanta desdicha en el camino. 
Tengo miedo a rozar el hartazgo del vencido; 
temor a los que venden sus manos
a cambio de una caricia. 
Desconfío de los mansos 
y sus protestas. Alzan la voz. 
La injusticia continúa.

                           Duele la miseria.


Cuando la vida huye de lo simple 
y baña el ánimo de miedo, 
todo se vuelve extraño al ser. 
Las voces resultan ajenas.

                           Duele el coraje al ritmo de cada otoño .

No quiero esconder bajo al barro 
la gravedad de los sueños. Quiero vivir 
sin forzar los silencios,  dejar a la palabra 
su razón y a los impulsos, su momento.

                            Duele la carne en este naufragio de vivos.

En el espacio breve de los días, cansa responder 
al eco de los muros, a los discursos de siempre, 
a la lucha inútil de ser perfecto, al ego sin mácula,
a la estupidez del orgullo, a la soberbia de saber.

                             Duele este ser de alas rotas. Duele amar.


ES DIFÍCIL mantener el rumbo
cuando los ojos se abren
a la inquietud sin adjetivos
y a la súplica, sin máscaras.

(Movimiento de lo absurdo. p. 55/56)

martes, 2 de octubre de 2018

Todo fluye




















Todo fluye en medio de esta  confusión de las horas / mientras  la vida deambula  en ese horizonte donde aflora, leve, la agilidad de  los días. Todo se vuelve  lucha de contrarios/ en corriente  suave e  impetuosa a un tiempo. Todo fluye en esta gravedad transparente y desnuda / de la vida, donde primero fue el agua.

 ( En Todo fluye (I) pg. 21)

lunes, 1 de octubre de 2018

Tu memoria sigue viva en mí.





NO SÉ cuántos días, años, han pasado desde la última vez que cogí tu mano, madre. No sé cuánto tiempo hace que te miraba, mientras dormías, en aquella habitación, la 112 del hospital. Sé lo que te dije mientras acariciaba tu mano. Recé contigo, como a ti te gustaba rezar. Por un momento, sentí volver a mi manera de ser creyente. No pronuncié palabra tan solo repetía de memoria la oración de siempre.
Te pedí perdón, por las palabras que nunca te dije y por todos los abrazos que no te di. Sé que me perdonaste, como otras veces hiciste. Para ti, todo lo que hacía estaba bien hecho, nunca una pregunta, ni por curiosidad. Siempre había una disculpa, un estar por encima de los enfrentamientos.  

Mamá, el gesto de rozar tus mano me hizo recordar las veces que ellas me cuidaron cuando lo necesité, eran las mismas manos que zurcieron mi ropa. En esos momentos, mientras acariciaba tu piel surcada de heridas, repasé todos los síes y los “está bueno” que me decías. 

Cuanto amor en tu manera de ser. Siempre en un segundo plano, coqueta y con tus abalorios, pero sin destacar. Tardará mucho tiempo para que se me borre la impresión de  esos últimos momentos, a tu lado. Intuía que eran los de una irremediable adiós. Ya no había vuelta atrás. 

Gracias madre por enseñarme el lado positivo de la vida. Tu memoria sigue viva en mí, haciéndome mejor.

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto