martes, 29 de enero de 2019

Cordoba. Libreria Luque. Rehacer el alba


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Magnífico encuentro con escritores y otro público interesado en la presentación de Rehacer el alba en la librería Luque de Córdoba.Presentó la obra el escritor cordobés Fermín Castro.


Gracias a Fermín y su mujer, Carmen López por su cariño y su estar atento en todo momento. 

Gracias a Nuria López por enseñarnos la Mezquita con una visión platónica muy interesante. Gracias también a Sebastian De la Obra por mostrarnos la Casa Sefarad, un lugar maravilloso y único. Nos guió por la temática de Cortomaltese de Hugo Pratt , unica en el mundo, que en este momento se expone en la casa Museo de Sefarad.



Gracias a Miguel, Diego, José Miguel García por acompañarnos esa mágica noche del viernes en la Luque.



La imagen puede contener: 2 personas, incluido Faustino Lobato Delgado, personas sentadas e interiorLa imagen puede contener: 3 personas, personas sentadasLa imagen puede contener: una persona, de pie e interior

Córdoba está, desde este momento, en el presente continuo de los afectos. Volveremos ,porque siempre se vuelve a los lugares que se aman.

Presentación en Azuaga de Rehacer el alba

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La noche del 25 de enero viví la magia de la poesía en la Librería Café Alejandría de Azuaga. Esta magía existencial  es una realidad sentida de la que difícilmente se puede dar una explicación. Yo no soy capaz. Sí, puedo decir que el cariño y la maestría de Efi Cubero marcó ese tono de lo excelente; que la acogida de Manolo Calero, el librero de Café Alejandría, su amabilidad ayudó a crear el ambiente sereno de un encuentro maravilloso; que la visita de amigos escritores de Córdoba,Jose Miguel, Miguel, Diego y su mujer, capitaneados por Fermín Castro, elevó a la enésima potencia esa maravilla del sentimiento; que Gema y Rodrigo estaban ahí haciéndome sentir sencillamente humano; que el público, numeroso, se entregó a la escucha atenta y generosa creando una corriente de lo sincero que estos eventos deberían tener y que no siempre tienen.

Gracias,gracias a todos.

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Pardales sin teja de Manuel Garrido

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Pardales sin teja, de Manuel Garrido no es una novela coral sino un coro de voces, de vidas mínimas, que transitan por un único escenario, el de una taberna de pueblo. Cada vida, con su forma de mirar, tiene un impulso, y no menor, de la existencia. Este existir surge de un puzzle vario pinto que describe, más allá del simple costumbrismo, la realidad de los seres humanos. Sus intrigas, sus esperanzas y frustraciones, sus deseos y tropiezos. Un microcosmos vital, porque de vidas se trata, que aparentemente no llegan a alcanzar más que su propio techo, aspirantes a mantenerse en un sentido único sin complicarse la vida en el mismísimo cotidiano.  ¿Qué puede ocurrir en un pueblo perdido donde “el gris” de sus habitantes no es más que eso un ser gorrión/ pardal,  sin lugar donde posarse / sin teja?  Sin embargo nuestro autor le da voz, desde este aparente estar sin voz, al jubilado que perdió sus aspiraciones o al contrabandista que ya no trapichea; al fumador empedernido; al idealista de los animales; al ama de casa que no tiene más cielo que el de cuidar a los suyos; a la prostituta con aires de emprendedora; al funcionario del ayuntamiento que trabaja lo justo.

Ciertamente, este es un libro de silencios, un desfile de sombras, como se indica en la contraportada, pero de silencios sonoros-aunque parezca paradójico- y da color a ese gris que mencionábamos, potenciando a los que ocupan un segundo lugar, a los que nunca, por vivir en las periferias, saldrán en la foto de esta sociedad de fácil alharaca.

De cada uno de los personajes, en sus 26 capítulos, nuestro autor saca lo mejor de ellos, sus luces únicas y diferentes. Lo que aparece en este recorrido de pequeñas historias, orquestadas alrededor de un tabernero y su local, está cotejado de puntuales costumbres que son un mundo en sí. El lenguaje escogido es sencillo y al mismo tiempo sentido, un plus emocional que te hace seguir leyendo sin perder el tono desde el principio. Una novela bien estructurada.  

Manuel Garrido acierta con llevarnos a un paisaje de vidas mínimas. De no hacerlo él, y lo hace muy bien, estas expresiones de lo existencial quedarían sepultadas en la ignorancia de las grandes empresas literarias que buscan el morbo de historias grandilocuentes. A los que somos de interior, de provincias,  lejos de las  urbes, nuestro autor hace bien en recordarnos nuestros orígenes.

En esta novela no hay que buscar una trama porque no la tiene, ya que son muchos relatos cortos, veintiséis, con un punto lírico propio de la buena literatura. Lo que si tiene es la intención de mostrarnos la grandeza de lo sencillo. De cada una de estas historias se podría escribir una novela de doscientas páginas. Los personajes son muy sugerentes. En esta novela, repito, se esboza lo esencial dejando que el lector sueñe e imagine desenlaces apuntados. Tomás, Javier, Daniel, Lola, Félix, todos y cada uno de los personajes, de estos relatos, son un poco nosotros, con sus formas de asumir la realidad en este dejarse llevar por el fluir de cada día. Lo bueno de esta novela es, además de lo dicho, que consigue ponernos en el ojo del personaje central, en el del tabernero,  alrededor del cual se orquestan cada una de esas vidas. Su mirada y sus órdenes se apoderan de lector haciéndonos ver que somos un poco ese ser “tabernero” curioso y controlador frente a los demás.

En definitiva, este libro, PARDALES SIN TEJA, de Manuel Garrido, lo recomiendo para todos aquellos que quieren leer complicándose un poco la vida  personal frente al espejo de esas historias mínimas que dicen mucho en su no decir –aparentemente-nada.  

Badajoz, 29 de enero de 2019

domingo, 20 de enero de 2019

Vendedor de conchas.




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Rodrigo ha llegado al despacho para venderme unas conchas. Me ha explicado el origen de cada una justificando su precio. No he podido resistir ante la seducción del vendedor y he comprado las que él me ha elegido. No está mal este convencer para colocar el producto con la convicción de que es lo mejor. Su forma de provocar la compra, sin tener necesidad de ello, está en la línea del mejor consumismo. Este crío pronto empieza. Y lo peor es que la responsabilidad no está en el que vende sino en aquel que compra.

lunes, 14 de enero de 2019

Presentación en Azuaga


A finales de este mes, el día 25, un día especial para mí, iniciamos las presentaciones de Rehacer el Alba. Memorias de un Naufragio, editado por Vitruvio esta año pasado. Este evento tiene una especial característica, entre otras, que estará presente Efi Cubero, ensayista y escritora, que prologa el libro. Me encanta dialogar sobre este poemario con Efi.


Las otras características, también importantes,  son, que presento el libro en la librería Café Alejandría de Azuaga invitado por Manuel Calero, el dueño, un hombre sensible con la cultura muy comprometido con la palabra escrita. Su librería es un lugar especial, y no una expendeduría de libros. A esta le sigue, que mis amigos escritores de Córdoba, encabezados por Fermín Castro, estarán presentes. La ciudad de Córdoba está muy próxima a Azuaga. 

Quiero agradecer a Efi, el esfuerzo de estar; a Manuel por invitarme a su casa; y mis amigos de Córdoba por querer venir. A todos, los futuros concurrentes, gracias.

Así, si los amigos de los pueblos cercanos queréis disfrutar de un encuentro literario como este, estáis todos invitados. 




sábado, 12 de enero de 2019

Lo pequeño.



Lo más pequeño puede ser lo más grande. Cuando lo simple guarda la magnitud de los instantes sencillos, la palabra se vuelve necesaria contemplación, la risa oportunidad de saberte vivo y la mirada gesto de compasión que perdona. Esperas, a pesar del silencio de las horas, la caricia que te devuelve a la vida.

El poeta y la poesía. Reflexión.





El poeta es, sí, inmoral. Justo es que vague por los arrabales de la ciudad de la razón, del ser y de la decisión…/Su vivir (la del poeta) no comienza por una búsqueda, sino por una embriagadora posesión. El poeta tiene lo que no ha buscado y  más que poseer, se siente poseído…El poeta es fiel a lo que ya tiene [se encuentra] cargado, con una carga , es cierto que no comprende…por eso tiene que hablar “sin saber lo que dice…"[el poeta habla] de musas que le poseen…se siente morada, nido de algo que le posee…Se consume ardiendo como la llama…el poeta vive prendido a la palabra, es su esclavo. El poeta ha ganado lucidez…que hace más valiosa, más dolorosa, la fidelidad a las fuerzas divinas-divinas o demoníacas-extrahumanas que le poseen. …Todo poeta es mártir de la poesía; le entrega su vida, toda su vida, sin reservarse ningún ser, para sí, y asiste cada vez con mayor lucidez  a esta entrega.


[El poeta] Extracto de María Zambrano del libro Filosofía y poesía, 1939 pp.40-43.

MIS VISITAS AL MUNDO

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Tiene Lisboa sonidos de agosto