Otro día sabrás que la fantasía de hoy fue el mejor regalo. Sí, esa que convierte los ruidos de tu cuarto en pisadas de camellos. Qué emoción dejar preparado un mínimo refrigerio para los Magos transeúntes y poner un punto generoso en el salón. No esperas que estos reyes pasen de largo porque no todo lo hiciste mal.
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