En este punto medio de la tarde,
cuando la luz lo inunda todo
y el
alma recobra la calma,
rendirse sabe a cobardía.
¿Dónde
está el miedo a seguir?
¿Dónde
la sinrazón?
¿Dónde
las olas del hastío?
¿Dónde
el sinsentido?
En este punto final de la tarde,
cuando la noche trae el silencio
y el alma guarda la memoria
de las horas, me siento vivo.
¿Quién
me hablará de los abandonos?
¿Quién
me recordará las dudas?
¿Quién
me mostrará el desierto
y permanecerá
mudo ante la mentira?
En este punto de la tarde
cuando los infiernos parecen no estar
y el alma enamora a la muerte,
pliego las alas y sueño.