Llueve por todos lados. Una negativa. La bolsa cae. Voces. Disgustos. Nada está en orden. Llueve, sigo manteniendo el ánimo; la sonrisa puesta; el traje de los domingos; la mejor palabra. Hago como si no pasara nada, como si el mundo girara al revés. Llueve. El mundo sigue. Estamos en el mismo barco y nos sentimos extraños. Las mentiras toman la calle, han tomado las noticias, me están seduciendo y no hago nada por impedirlo. Llueve, con la rabia de la tormenta. Siento tanta angustia que la lluvia me está inundando las palabras hasta ahogar la verdad. No hay más emoción que la de saber lo que no quiero. Llueve hasta difuminar el paisaje de tu rostro.
Destinado a comunicar todos esos momentos que son espacios donde la palabra se convierte en el refugio cierto, en luz capaz de abrir caminos.
jueves, 12 de abril de 2012
Llueve
Llueve por todos lados. Una negativa. La bolsa cae. Voces. Disgustos. Nada está en orden. Llueve, sigo manteniendo el ánimo; la sonrisa puesta; el traje de los domingos; la mejor palabra. Hago como si no pasara nada, como si el mundo girara al revés. Llueve. El mundo sigue. Estamos en el mismo barco y nos sentimos extraños. Las mentiras toman la calle, han tomado las noticias, me están seduciendo y no hago nada por impedirlo. Llueve, con la rabia de la tormenta. Siento tanta angustia que la lluvia me está inundando las palabras hasta ahogar la verdad. No hay más emoción que la de saber lo que no quiero. Llueve hasta difuminar el paisaje de tu rostro.
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