miércoles, 26 de septiembre de 2018

Soledad



Solo el remanso de esta soledad, solo él, 
me cuenta historias sin héroes ni princesas. 
Un  tiempo sin encuentros que habla 
de abrazos que no fueron; del silencio 
de la  creación;  de una tierra que me invade.

Soledad, continente de brisa 
que me insinúa el afán de otro universo
que juega a ser cielo. 

Aladas historias que desvelan 
otros paisajes, sin héroes ni princesas, 
en este fluir de agua y amapolas.


( III Nada permanece. pg. 53)

martes, 25 de septiembre de 2018

Estoy...

           
   

                                                                                                                Punto de fuga,    
                                                                                                                un punto impropio, 
                                                                                                                situado en el infinito. 

Estoy donde la inercia del orden
tiene forma de nube y el horizonte
se mezcla con la piel del agua
y el infinito, con el límite de los sueños.

             Como un punto, soy tierra que huye, soledad  
             que reclama el grito del oeste. 

Estoy ahí, ante este universo que cambia
bajo ese nudo del aire que limita las orillas
de los ojos.

               Un punto, donde mi alma contempla 
              la inmensidad de la mañana 

Estoy
donde el color no es agua 
ni tierra, sino tiempo
en los labios del alma.

           Un punto, hecho silencio 
            en el vértice de mi ser. 



domingo, 23 de septiembre de 2018

Territorios habituales


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Siempre volvemos a los territorios habituales, a los monstruos de costumbres, volvemos 
a los gestos, a todo aquello que nos hace conscientes que no somos más que animales 
con deseos, bípedos caprichosos, que crecen en la rutina buscando sonrisas por los rincones.

sábado, 22 de septiembre de 2018

La caricia en el verso


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Cuando el halago de la luz me deja desnudo frente a la frontera del espejo y el tacto se vuelve orgasmo que disuelve los fantasmas del miedo y la vergüenza es una aventura a derribar, los labios permanecen mudos saboreando el suspiro del placer. En este momento, cuando la carne se aferra al hilo mágico que dibuja abrazos, ríos, que desembocan en el oculto mar de los deseos, en este minuto, siento derramarse la caricia de tus versos  por el vértice erecto del instinto, ese lugar donde el paraíso mantiene su huella. 

En este punto de ida y vuelta, mañana de septiembre, mientras paso las manos por las plantas  y el incienso me deja su rastro en la piel, en este preciso instante, con las horas colgadas y la prisa de la compra en los bolsillos, todo me resulta solemne y extraño.

Olor de mañana



Trae la mañana un olor agridulce mezcla de cansancios y asfalto. Los silencios flotan, van y vienen, desorientados, por los rincones. Camino despacio alerta al movimiento de las sombras y a esos hedores que invaden la calle. Olor, silencio, sombras, mensajes invisibles que intento leer en la endeble línea de un verso. Es sábado, tú nombre flota en el espacio hasta desaparecer en este laberinto de olores y gestos.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Mirar, retomando la tarde


La imagen puede contener: cielo, nubes, exterior y naturaleza


Aprendí a mirar, con cierta sinceridad, junto al lecho de muerte de mi padre. Sí, comencé a ver desde sus ojos la realidad más sencilla, la que se nos escapa porque no interesa y duele. En aquel momento, mi padre me miró sabiendo que no había derrotas sino la vida en cada presente plantado. Fui  consciente del cifrado signo que contenía aquella mirada. A pesar de todo, me cuesta mirar, aceptado, las rebeldías que no sucedieron y la injusticia que permanece, como una herida en el camino. Por esto, ahora, retomo la tarde, ese punto de vigilia que anhela otro día, ese sello de agua que arrastra silencios, atreviéndome a mirar la esquina que nadie quiere, la realidad de la que, a veces  huyo hasta arderme el alma, la mentira que guardo en el baúl de las verdades privadasY en  esta unción de soledad que algunas miradas tienen, salto por encima de  torcidos pensamientos que intentan abatirme sin lograrlo. Sí, miro la historia de todos los cansancios, de las alegrías irredentas, hasta hundirme en la llaga del poema que deja sencillos versos entre las páginas de cada instante.

* Las cursivas son versos de Las siete vidas del gato. Imcrea. Badajoz. 2009

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martes, 18 de septiembre de 2018

Sueño, imposible dejar de soñar.


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SUEÑO gestos imposibles mientras el hombre sigue siendo “un lobo para el hombre”. Sueño utopías, desde mi pacifico espacio dando color y palabras a la guerra. Sueño un mundo lejos del sueño del pobre, del desheredado que habita las fronteras de la vergüenza, en la tierra de los hartos. Sueño otra forma mejor de vivir, sin reparar en el sueño de los que sufren la miseria.  Y así, me avergüenza soñar.

Sueño sin saber escribir el mejor poema, ese que denuncie lo injusto y quiebre el cinismo y la estupidez humana. Sueño absurdos versos que no dicen nada y pretenden decirlo todo. Sueño con metáforas que disimulan el miedo; con verbos en complejos endecasílabos que no son más que garabatos de papel. Descubro que no sé soñar.

Sueño, y no salvo el hastío y la mentira. Sueño, y no alivio este árido paisaje del dolor. Sueño, pobre ilusión,  incapaz de salir de este cínico infierno de la rutina. Sueño, imposible no soñar.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Diez motivos para creer y no es un decálogo.




Creo en el ser humano a pesar de la maldad que anida en lo profundo de él;  en su inocencia a punto de despertar al saber de las cosas; en su bondad no-narcisista capaz de perdonar lo peor. 
Creo en la utopía, escrita en el alma humana que empuja a lo excelente más allá de la mezquindad egoísta que inventa conflictos.  
Creo en los gestos que preceden a las palabras; en la palabra sincera que, como fuego, despeja la mentira; y en el silencio oportuno que aquieta la razón.

Creo en este barro del que estoy hecho y desde donde crezco; en la fragilidad que me despierta a la fortaleza en medio de las contradicciones. 
Creo en la valentía de  empezar desde cero por encima de los engaños, las pérdidas y el infierno de algunos momentos. 
Creo firmemente en la carrera que me ha tocado vivir donde siempre gano al aceptar perder.

Creo en el ser que no aspira más que a lo humano, a ese misterio envuelto de paradojas donde cohabitan las torpezas y los aciertos, la oscuridad y luz. 
Creo en lo imperfecto y finito que moldea este cuerpo de dios menor del que estoy hecho
Creo que soy más amante que héroe y aprendo del fracaso. 
Creo en mí y ya es bastante.

Hace cinco años

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Hace cinco años que Rodrigo comenzó a respirar este aire de los mortales y apretó las manos en un manoteo convulso hasta arañar el espacio extraño que le acogía. 
Hace cinco años que comencé a girar, como un satélite maduro, alrededor de esta criatura con pensamiento propio ; que empecé a creer, de otra forma, en los sueños y pensar que es posible hacerlos realidad junto a este ser que crece y aprende, ama y llora, se enfada, ríe y, como un Adán primigenio, nombra las cosas que le rodean haciéndolas existir. 

Hace cinco años que el pulso vital de mi mujer marcaba la cuenta atrás y Rodrigo se hizo notar entre dolores en una madrugada sin fin
Hace cinco años, cuánto he aprendido al lado de Rodrigo que lo pregunta todo, que reclama cada vez más en este mar infinito del saber que no se sabe nada. 

Hace cinco años que escribo esta página maravillosa de mi vida donde me acostumbro a pronunciar un nosotros que me hace distinto, y mirar el horizonte con la confianza de saber que siempre amanece.

sábado, 15 de septiembre de 2018

La vida

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La vida, un camino mezcla de memorias, desaciertos y ganas de seguir. Sólo la certeza de lo sencillo, de la verdad, que escapa de insinuaciones maldicientes, empuja a mirar el horizonte aunque la nada esté ahí, al acecho No importan las heridas, el tiempo las cura. La vida, merece la pena vivirla desde el silencio interior donde toda turbulencia se apacigua.

Existo




Existo, consciente de este paisaje íntimo  que frágil, como una onda en el agua, varía en cada instante por encima de miradas acusadoras, de muertes, de desganas. Existo a pesar de las huidas y los desencuentros, de las omisiones y las medias verdades que otros vierten sobre mí. Existo con la euforia de quien se sabe frágil y sigue vivo, cada segundo, como si fuera el último, apretando las cenizas de los pasados mientras intento construir trozos de esperanza. Existo, así, admitiendo la finitud de los momentos al saborear la utopía del infinito.

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto