sábado, 22 de septiembre de 2018

La caricia en el verso


Resultado de imagen de planta del incienso

Cuando el halago de la luz me deja desnudo frente a la frontera del espejo y el tacto se vuelve orgasmo que disuelve los fantasmas del miedo y la vergüenza es una aventura a derribar, los labios permanecen mudos saboreando el suspiro del placer. En este momento, cuando la carne se aferra al hilo mágico que dibuja abrazos, ríos, que desembocan en el oculto mar de los deseos, en este minuto, siento derramarse la caricia de tus versos  por el vértice erecto del instinto, ese lugar donde el paraíso mantiene su huella. 

En este punto de ida y vuelta, mañana de septiembre, mientras paso las manos por las plantas  y el incienso me deja su rastro en la piel, en este preciso instante, con las horas colgadas y la prisa de la compra en los bolsillos, todo me resulta solemne y extraño.

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