
ESCRIBO sensaciones, con la dificultad de saberme ante lo inevitable- soledad, miedo, muerte, vacío, incertidumbre; con la impronta del gesto cotidiano, a merced de ese juego del destino que pretende que el infierno del olvido solucione las distancias.
Encarar la verdad es el principio de un rechazo. Y me sacaron fuera por no mantener la farsa que soporta el edificio. Y pusieron “un ángel guardián controlando la entra da”. Decir la verdad tiene su precio.
Cuesta entender la vida más allá de aquella otra donde lo sagrado enmascaraba mentiras.
( De Si el infierno soluciona la distancia. en Rehacer el alba, p.35)
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