LA BÚSQUEDA es un encuentro en el vacío.
Hay tanta desdicha en el camino.
Tengo miedo a rozar el hartazgo del vencido;
temor a los que venden sus manos
a cambio de una caricia.
Desconfío de los mansos
y sus protestas. Alzan la voz.
La injusticia continúa.
Duele la miseria.
Cuando la vida huye de lo simple
y baña el ánimo de miedo,
todo se vuelve extraño al ser.
Las voces resultan ajenas.
Duele el coraje al ritmo de cada otoño .
No quiero esconder bajo al barro
la gravedad de los sueños. Quiero vivir
sin forzar los silencios, dejar a la palabra
su razón y a los impulsos, su momento.
Duele la carne en este naufragio de vivos.
En el espacio breve de los días, cansa responder
al eco de los muros, a los discursos de siempre,
a la lucha inútil de ser perfecto, al ego sin mácula,
a la estupidez del orgullo, a la soberbia de saber.
Duele este ser de alas rotas. Duele amar.
ES DIFÍCIL mantener el rumbo
cuando los ojos se abren
a la inquietud sin adjetivos
y a la súplica, sin máscaras.
(Movimiento de lo absurdo. p. 55/56)
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