miércoles, 25 de febrero de 2009

Hay tanto viento




A mi padre
de quien aprendí a mirar la vida




Me desvelas la inocencia de tu carne
en el hálito de los días. Dejas que el viento
de la tarde acune el rostro de este árbol
dolorido de tu cuerpo.

Hay tanto viento
en tu mirada que la luz de tus ojos
llena el espacio
de mariposas blancas.


Cuanta ternura contenida en el gesto
de tus manos, cuánto dolor en esa fuerza
implacable de las horas, cuánta libertad
en la huella de agua que resbala por la sangre
de todas las primaveras.

Hay tanto viento
en tu mirada que la brisa es
un juego endemoniado
de niños en la plaza.


Tu memoria se quema a la sombra
del silencio, arde en el fuego original
de tu sonrisa. Cuánto aprendí
en ese no decir nada y en tus gestos
diciéndolo todo, cuánto.

9 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Precioso homenaje, el viento hoy sabe mejor.

Un abrazo
Marian

Ana Clavero dijo...

Precioso, Tino, lleno de ternura.

Un abrazo

Tétis dijo...

Tino,

Fiquei encantada com esta homenagem linda, maravilhosa a teu pai e que bem poderá estender-se a todos os pais.
Carinho, ternura e "saudade" são os três ingredientes que aqui não faltam e que dão todo o sentido a este poema.

Un abrazo

Giovanni-Collazos dijo...

Me ha emocionado, Tino...

Me pasa lo contrario que a ti... no creo que pueda escribir una cosa así de mi padre, nuestra relación es distinta, agreste, distante... muchas diferencias.

Un abrazo.

Gio.

faustino lobato dijo...

Gracias Marian, Ana, Tetis,Gío por vuestra lecturas atentas.Este poema ya lo publiqué en Libertad 8 y pertenece a la parte final del poemario que se pulbicará esta primavera. Sentía colgar este poema ahora, otra vez, por la situación que mi padre está pasando después de su operación de cadera. Un abrazo amigo/as. Tino

Desconcierto dijo...

...
Hay tanto viento
...
Cuánto aprendí
en ese no decir nada y en tus gestos
diciéndolo todo, cuánto.



qué bueno ésto que cito...emotivo, muy emotivo

un abrazo Tino
Antonio

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Precioso, como el amor de unos padres sacrificados. Un saludo

Gabriel Capó Vidal dijo...

Tu memoria se quema a la sombra
del silencio, arde en el fuego original
de tu sonrisa. Cuánto aprendí
en ese no decir nada y en tus gestos
diciéndolo todo,

Bellisimo poema

Un abrazo Tino

Ana Muela Sopeña dijo...

Fantástico poema de homenaje, Tino.

Estupendo blog.

Hoy te enlazo en mi blog.

Besitos y enhorabuena
Ana

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