lunes, 3 de agosto de 2009

TRANSEUNTES















Nos volvimos a besar, fecundos
besos. Y el amor destapó, libre
de amarres, la pasión. Un rito peligroso,
sin igual. Todo se volvió nada, feliz
vacío, en esa danza, limpia,
vertiginosa de los cuerpos, pendientes
de la sombra. Los ruidos, fecundaron
otros ruidos en ese torbellino, límpido,
de caricias donde la piel, perfecta,
se hizo agua y las manos
ciegos transeúntes
agarrados al alma.

1 comentario:

Isabel Moncayo Moreno dijo...

Nos volvimos a besar, fecundos
besos. Y el amor destapó, libre
de amarres, la pasión. Un rito peligroso,
sin igual. Todo se volvió nada, feliz
vacío, en esa danza, limpia,
vertiginosa de los cuerpos, pendientes
de la sombra. Los ruidos, fecundaron
otros ruidos en ese torbellino, límpido,
de caricias donde la piel, perfecta,
se hizo agua y las manos ciegos transeúntes
agarrados al alma.

Has vuelto cargado de poesía, has aprehendido esos besos de forma muy apasionada, gracias por compartirlos.

>Un beso

MIS VISITAS AL MUNDO

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Tiene Lisboa sonidos de agosto