Todo cambia en esta inercia de
la piel y las mañanas
cuando las horas asoman por el
vértice singular del tiempo.
Todo cambia en el fondo de mi alma
que se adhiere a la roca
de la vida más allá de los cansancios
donde la corriente del verso
me hace solidario con la noctámbula, allí
donde es fácil
el encuentro con las dudas y el destino ya no es un juego de dioses.
Todo cambia, en este margen de mi rostro,
donde la fragilidad
de mi ser se talla ,sin compasión, con un canto de sombra y soledad,
o con un verbo de
angustia que siempre transita buscando
una morada definitiva. Todo cambia, las formas de sentir,
los
caminos por tomar. Todo cambia en este barro que soy,
donde salta la luz, siempre carne, siempre sueño.
Todo cambia
las voces de los otros, la claridad de los días, todo cambia
con esa misericordia. que deja la huella del misterio
entre los matorrales del deseo.
Todo cambia, sí, en el vértigo de los
muros donde creo protegerme,
allí donde no puedo impedir que aniden las tormentas
ni siquiera que el alma se doble, como juncos sin fuerza.
Todo cambia en este vestido de la piel y de las manos. Sí,
4 comentarios:
Es lo más cierto del mundo: todo cambia. Por eso, ¡qué incongruencia aferrarnos, de un modo enfermizo a veces, a los seres, a las situaciones, a las emociones...
Un abrazo, Tino.
Ana Mª Castillo
Hola Tino!!.¿Cómo te va?..
Gracias de nuevo por adjuntar foto a un sublime poema...
Un abrazo.
Todo cambia...
si...
esperemos que si hay cambios, que sean para bien, aunque inicialmente puedan desconcertar.
Gracias por hacerme disfrutar leyendo.
un abrazo
Leyéndote desde Palencia...todo un placer en esta tarde de frío frío.
un abrazo
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