De tanto mirar los días me he acostumbrado a sentir su peso, esa especie de calma, a veces sombra, que cada día toma cuerpo en un alma a la deriva. Hay momentos que siento esa presencia incierta que funde el pasado y el presente. En este momento,cuando los años se vuelven cero e infinito, en este presente solo resta besar el rumor de lo que está por venir.
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