Este marzo llegó pronto y la culpa la tiene ese acabarse el mes de febrero el día veintiocho. Menos mal que Julio Cesar puso orden en esto del calendario y dijo que con veintiocho días había tiempo suficiente para purificarse. Bueno, no viene al caso hablar del calendario sino de lo rápido que llegó este día de Tertulia en Página 72. El primer día del mes y viernes. Y aquí entra en escena nuestro tertuliano, querido y admirado Manuel Mansilla Salitre, “Manu Salitre” y lo de Salitre por el apellido que el muchacho es salado, simpático, pero no tiene cara de nitrato potásico.
Pues bien, Manu nos presentó una selección de poemas de su libro “La parte del no”, que muy pronto se publicará. Le agradecemos el habernos concedido la primicia de sus versos.
La pregunta inicial la provocaba el título. ¿Por qué llamarlo así cuando antes, hace unos años, estos mismos poemas se englobaban bajo el nombre de “Flores de guerra”? Salitre nos aclaró que fue al escuchar un grupo de Heavy Metal cuando pensó en el título. La respuesta no podía ser otra viniendo de un músico como él .
La selección que Manu nos entregaba tenía ese punto de ironía y de contradicción, como si quisiera retratar este momento de crisis sistémica en el que nos encontramos. Uno de los poemas seleccionados lo expresa maravillosamente
Sabemos que la situación es crítica
y los informativos no informan,
podríamos refugiarnos en Vino,
Opio o la Duermevela,
las charlas exclusivas
o los late shows.
Sé que la situación es crítica
que el mundo bosteza
y se peina,
y tú duermes en una cama
que no es mía ni nuestra
En esta selección de versos, que nuestro poeta colocaba encima de la mesa de tertulia, comienza subrayando el hecho mismo de la fragilidad, de esa debilidad propia de nuestra creación. En realidad, los versos nos hacen conscientes que, generalmente, una auténtica criatura que se vuelve contra su criador. Con estos versos nuestro tertuliano nos dice que es bueno romper con lo que amamos para recuperarlo después:
Comencemos por admitir la derrota:
Los poemas nos odian.
Adentrados en la selección de versos, algunos tertulianos, y ratifico la opinión, decían descubrir en la obra de Manu un poemario, en sí, muy valiente y atrevido. Precisamente este hecho de su genialidad se expresa, entre otros poemas, en uno donde pone en paralelo el hecho del suicidio y la defecación
Desnudo sentado en el retrete,
pensando sobre el suicidio
y empujando.
Empujando, pensando sobre el suicidio
y todas las cosas en las que Dios se equivocó,
en la masturbación
y en las moscas muertas.
Pensando en el suicidio
y en las flores secas,
en los ruidos de la calle
y el silencio del dormitorio.
Y al dejar de empujar dejo de pensar también
y el mundo vuelve a su curso horrible e impaciente.
El suicidio es una opción
que pierde fuerza en favor de la resistencia.
Para algunos, de los contertulios es posible que la originalidad de Manuel Salitre puede resultar sospechosa por su forma atípica de presentarnos el metarrelato poético. Pero lejos de ello, y esto se comentó largo y tendido, su literatura no es más que un solemnizar lo cotidiano con un ritual donde la propia realidad es en sí metáfora de otras realidades más profundas. Sirvan de ejemplo estos versos:
Estoy limpiando cuerdas
papá
con las que me atarás de pies y manos
En tu altar
en sacrificio a todas las formas de culto
que jamás pudimos comprender
Ante algunas preguntas sobre su creación y los receptores de ella, Manu aclaró que cuando escribe no piensa en nadie, en ningún interlocutor. De entrada,dijo, nunca le gustó exponer sus creaciones. Según expresó, siempre ha sentido un cierto pudor a la hora de mostrar lo que escribe. Esto, se comentó, es un problema y una ventaja ya que el mismo poeta hace catarsis de su propia poesía dentro de su poesía. Por esto, más allá de cualquier sentimiento prepotente, sus poemas revelan el nihilismo de situaciones miles. Así, con la metáfora de clavar a los dioses personales con alfileres y huyendo de psudomesianismos, el poeta nos leyó un poema introduciéndonos en esta manera de purificar falsas ensoñaciones.
Clavemos a nuestro Dios con alfileres
y tatuemos en su vientre
“Yo no soy el salvador del mundo”
y así nos sentiremos importantes
dentro de nuestra filosofía.
Clavemos a nuestro Dios con alfileres
y cantemos y bebamos hermanos
porque ya sólo rezamos por nosotros mismos
clavémosle y subámosle a un poste
donde la humanidad vea
cómo desterramos nuestra fe olvidada
y cómo nos comparamos con nuestro propio Dios
mientras se seca como una fruta en el suelo
y su cabeza rapada
sirve de nido a nuestras palomas
Fijándonos bien en este poema, y con un comentario fuera de la reunión, los versos tienen un sentimiento que nos recuerda las filosofías decimonónicas de Feuerbach y Nietzsche. Esto subrayando el comentario generalizado de que Manuel nos lleva a otra forma de hacer poesía, para algunos, a la poética de los años 60. Aunque a decir verdad, los versos de Salitre nos introducen en una metafísica poética nada al uso.
La poética de Manu nos sorprendió, y no era la primera vez que sucedía, por su crítica directa e irónica ante la realidad presente y pasada. A nuestro poeta no le pasan desapercibido el eco de la historia pasada en el presente buena muestra son las referencias a la historia al menos así nos lo expresó en la tertulia al decirnos que hay poemas que intentan expresar la estúpida historia de los siglos o mejor la estupidez humana en el tiempo.
Nuestros abuelos judíos
clavaron a Jesucristo
como una paloma en la pared
para que nuestros niños sin ojos
lleven flores a su tumba
murmurando una oración.
Alguien dibujó la palabra “VENGANZA”
entre las estrellas
y el peso del mundo cayó
sobre el cuerno de carnero
en forma de uniforme alemán.
El mundo se estremeció
mientras sonreía para sus adentros
como el niño junto al animal que muere.
Después rasgó sus vestiduras
como un fariseo,
quiso detener la plaga de langostas
con panzers y fusiles
y reconstruir la sinagoga
que antes con sus manos derrumbó.
Golpeando su pecho
regaló las bridas de su país
como ejercicio de conciencia
y empeñó a sus hijos
para lavar sus manos ensangrentadas.
Unos hijos que nada conocen
de las ofrendas de sus padres
en altares comidos por las hormigas
que se quiebran ante el turbante y la Luna de Oriente.
Unos hijos que desnudos
deben comprender
que el puñal que les amenaza
es el mismo que sus padres
entregaron como ofrenda a dios
bajo un sol que sangraba.
Manuel además de sorprender emociona con unos versos críticos que no ahorran ir más allá de lo correctamente político, especialmente en algunos poemas con tonalidades sexistas que no pretendian serlo. Y es que en este asunto, donde sexo y género entran en franca disputa, la discusión estuvo servida. Estos fueron los versos que siguen provocaron la discusión de tertulianos y autor. Siempre en el tono conciliador que Manuel tiene, nos leyó y explicó el poema:
El diablo es una mujer
y como toda mujer
conoce bien sus armas
los ojos
las piernas
el lápiz de labios
las medias de rejilla
El diablo abre las piernas
y deja caer las bragas
y el mundo se arrodilla
ante 2000 años más de Infierno.
Por otro lado, y siguiendo el hilo de la tertulia, Manuel Salitre nos enfrentó a nuestro mundo de escritores, a esta realidad que provoca escribir con la libertad de quebrar lo escrito y saltar de los tópicos acostumbrados. Y escribir siempre tiene sus dificultades,así lo apuntó. Mejor lo expresan los versos que siguen porque dicen de ese enfrentarse al terror del vacío de una página en blanco, para algunos, traumática. Manuel, nuestro poeta, lo resuelve diciendo:
La obscenidad de un folio en blanco
como una mujer abierta
me llama a empañarla
a joderla lentamente.
Hacer el amor es como escribir un poema.
La necesidad surge sin control
como el ansia por un cigarro
comienzas torpe
pero ganas brío a golpes de cintura
y casi sin darte cuenta
todo acaba
dejándote a solas
con el más profundo vacío.
Después de anotar las críticas, sobre la forma y el contenido de la poética de Manuel Mansilla Salitre,solo resta darle la enhorabuena. Felicitarle por este libro de poemas del que esperamos su pronta edición. Sus versos tienen ese punto de inflexión capaz de romper con lo paradójico, al mismo tiempo que lo construye.
Mundo que huele a azafrán
que se presenta ante mí
en forma de mujer
para ser mancillado
en una noche sin Luna,
me miras como diciendo
que mientras los tréboles sigan
teniendo tres hojas
nuestras cinturas no encontrarán paz
al abrazarse.
Nuestro tertuliano nos dejó en la puerta de un poeta, o mejor de un antipoeta que hace mientras deshace, que construye en una permanente deconstrucción al mejor estilo del posmodernismo francés. Es tan elocuente su forma de hacer que merece poner punto y final con unos versos que, bajo una apariencia buenista del lirismo, rompe en un acto frenético de un querer volver a empezar, como en una especie de “coito interruptus”:
Escribí un poema
donde crecieron las más hermosas flores,
donde surgió una ciudad perfecta.
Escribí un poema tan tierno
que un pájaro azul vino hasta mi ventana
tan sólo para dejarme allí una lágrima.
Es cierto, no soy un gran poeta
hablo de coños y mentiras,
pero un día escribí un poema tan
condenadamente bueno
que por un momento incluso logré sentir
eso que algunos llaman orgullo.
Miré mis manos incrédulo
“Eso no puede haber salido de aquí,
no de estas uñas negras y estas manos sucias”,
pero ahí estaba,
como un bebé en la puerta del orfanato.
Así que lo mimé
“Tú no eres como los otros”
“Eres MI POEMA”
dejé caer una lágrima sobre él,
le di un beso,
le prendí fuego,
y volví a morderte los pezones.
coitus interruptus
Gracias Manuel por dejarnos entrar en estos paisajes de una poesía especialmente original,y aunque recuerde a Charles Bowkoski, () se podría decir que lejos de remedar una forma de hacer literatura la dignifica.
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