sábado, 31 de marzo de 2012

Cuando las preguntas se vuelven inquietudes.


Tengo un compañero y mejor amigo, diría que uno de los mejores sin equivocarme, casi un hermano en multitud de complicidades: Pedro Piquero. Este es de esas personas con las que conectas y hablas en profundidad de aquello de lo que nadie suele hablar o de eso de lo que todo el mundo habla, a veces, sin saber lo que comenta. Además, Pedro es un grande entre los grandes de los concertistas de piano y cuando hablas con él tienes la sensación de estar delante de un paisaje común, tan sencillo que no aparenta ser lo que realmente es.Bueno, así es la sabiduría una realidad que no necesita demostración y Pedro es la sabiduría con patas.

A lo largo de este año, y por aquello que tengo que impartir clases de Historia de la Música, siendo Pedro el "jefe" del departamento, he aprendido a mirar y sobre todo a escuchar cosas que antes simplemente oía sin apreciar su sentido más profundo. Aprovecho que viajo con Pedro, casi todos los días,para preguntarle mis dudas sobre los temas musicales que trato con los chavales. Y en ese ir y venir al centro de enseñanza donde trabajamos, Pedro, con la sencillez más absoluta y con la profundidad más contundente, me va explicando todo sacándome de las tinieblas musicales, como Platón de las profundidades de la cueva. Es un disfrute impagable.
Tengo que decir que, últimamente,las preguntas se han vuelto inquietudes ya que ,con sus explicaciones, he aprendido mas de lo que podía haber imaginado. Nunca pensé volver a oir a Wagner, ni a Strauss, ni a Stravinsky a los que ahora he vuelto a escuchar. ¡Qué maravilla!

Las lecturas de algunos escritos de Sopenhauer o de Nietzsche me han sabido mejor escuchando a estos monstruos de la música y por supuesto después de las pautas marcadas por mi amigo Pedro.

¡Qué importante es saber leer los acontecimientos! Y creo que este saber escuchar y leer marca en mí algo que no esperaba, educar más el gusto, la sensibilidad.

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