10.30 a.m. Me he dispuesto a
cortar los geranios de la terraza mientras, sin remedio, el ruido del tráfico
asciende maldiciendo los balcones. 10 grados marca el plasma de la avenida. Qué
hacer cuando todo sigue este proceso irremisible. En la radio del vecino se dan las
noticias. Vísperas de Reyes. Algunos funcionarios salen a dar los últimos
toques a las compras después de tener asegurada la paga extra en su cuenta corriente. Todo tiene ese tinte
de paradoja, de situación absurda propia de una ficción de Kubrick.
12.42 p.m. Salgo para hacer un poco
de deporte. Hace frío. Los gatos se han quedado mirándome con cara de tristeza.
Los animales sienten a priori las pequeñas ausencias de sus dueños. La vida es así, como un
entrar y salir o un dejar y tomar o como un estoy y ahora vuelvo. El ascensor
va lento. La voz metálica impresa en el interfono me indica el sitio de llegada con un timbre anodino y con el sonido carrasposo de las puertas. Es una mañana soleada y hace frío. Nadie mira a nadie. La calle tiene ese punto de invierno que ralentiza la vida. La realidad se impone a la ficción aunque nos duela estar despiertos.
23.02 p.m. Estoy en casa. No hay ruido que distraiga este contemplar como pasan las horas.
23.02 p.m. Estoy en casa. No hay ruido que distraiga este contemplar como pasan las horas.
1 comentario:
La vida es así, si...y pasan las horas...y yo paré un rato en tus habitáculos..en otro rato, vuelvo...
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