En mitad de la noche el sueño tiene sabor a llanto,
y la luz del aplique cobra tonos de pañal limpio.
Las cuatro; las cuatro y media; las cinco. El tiempo
parece que se detiene.
En frente,solo la mirada de este amor que manotea.
Las seis; las seis y media. El tiempo, otra vez el tiempo
en este describir la emoción mientras la gata vigila
los movimientos que trajinan biberones.
Las siete; las siete y cuarto.
Suena,sin sentido, el despertador.
¿Será esto la antesala de lo humano o un infierno
que preludia glorias?
(De El efecto Rodrigo)
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