El
sábado 14 se presentó mi poemario Un concierto de sonidos
diminutos. El ambiente de la sala Moncloa del hotel Celuisma de Madrid fue bastante acogedor. Me hubiera gustado
haber tenido a mi familia y a mis amigos los cuales, por razones mil, no
pudieron asistir. Esta ausencia se palió por la presencia de otros autores, venidos de diferentes rincones de la
geografía española así como de otros lugares de Europa. Es de agradecer a cada uno de ellos su
haber querido estar conmigo, y especialmente a los compañeros de la tertulia Página 72, a José Manuel Vivas, a Manuel Mansilla Salitre y a María
Blázquez, que estaban allí por presentar también sus obras. En esos momentos, hicieron las veces de mi familia y mis amigos. Se ausentaron, mi amigo Antonio Castellanos, excompañeros del foro Libertad 8,que al no poder asistir me envió todo su apoyo. Agradecido. Así, también se excusaron Cristian Piné, y Carmen Iglesias. Gracias a todos.
EN LA PRESENTACIÓN:
Manuel
Romero Higes, actualmente unos de los mejores editores a nivel regional y por supuesto nacional, hizo unas semblanzas de mi persona
que me pusieron rojo. Le agradezco su querer apostar por esta publicación de Un concierto de sonidos diminutos; por creer en este proyecto que, hace tres años, le
presenté con el título de Horas Brujas. Después de trascurrido tres años,entre
aquella primera entrevista y la publicación de ahora, me doy cuenta que el poemario se ha enriquecido en un trabajo exhaustivo de acoplar poemas y podar versos. Así, el resultado final es un libro de poemas que expresa la evolución de
quince años en este trance de escribir sabiéndome responsable de ello. Estoy satisfecho con Un concierto de sonidos
diminutos, porque ve la luz, sabiéndome en un proceso en el que sigo investigando y escribiendo con tonalidades diferentes.
EL POEMARIO: Fondo y forma:
Un concierto de sonidos diminutos, intenta mostrar, como los ruidos, las
emociones, los encuentros más diversos se
transforma en sonidos. Cada uno de estos gestos, secuenciados en los períodos que van de la mañana a la noche,se transforman en un concierto de sonidos que hace todo más amable y sencillo.
En este libro el tiempo puede aparecer como protagonista y sin embargo no es más que el testigo privilegiado de otros protagonistas reales los cuales sirven para desarrollar la metáfora vital. Así, el cartero o el ascensorista que interrumpen llamando a la puerta;
el timbre del teléfono; las noticias de la radio; el motor de los coches trajinando en la
avenida; los ladridos de los perros; el ruido del
lavaplatos o de la bomba del agua junto al trastero... Todos, y algunos gestos más, son en este libro la ocasión perfecta para mirar el lado oculto de lo cotidiano, aparentemente ruidos que se transforman en sonidos y que de no ser así pasarían desapercibidos. En el contenido de este poemario, nada escapa al yo poético que se expresa desde ese espacio de lo particular donde las emociones encuentran un motivo para
crecer aprendiendo o para hacer silencio. No deja de aparecer la poética del silencio en el escamoteo del yo literario de algunos poemas. Siendo el silencio otro testigo, junto con el tiempo, de las emociones y los gestos.
Dedicado
a mi madre, un
ángel sin vacaciones,
el libro de poemas se inicia con una cita de Rafael Rufino Felix Morillón, gran poeta extremeño al que la Sociedad de Extremeña de Escritores no le ha
hecho todavía justicia. La cita tiene el sentido de poner en guardia al lector ante los versos que va a saborear en este poemario. Y dice así, “Viví
las horas de cristal bajo
la memorable claridad de los soles...” Las
otras citas que cotejan cada uno de los capìtulos son de
Vicente
Gallego.
Santa deriva;
Luis García Montero. Habitaciones
separadas; José
María Cumbreño.
Vasos
comunicantes; Luis
Alberto de Cuenca.
La
noche blanca. Los mundos y los días. Cada una de estas citas sirven como elementos referenciales para marcar como en los diferentes momentos del día, el de la mañana, o el del mediodía, el de la tarde o el de la noche, sirven para descubrir que los ruidos del entorno se convierten en sonidos. Y en todo ello, la velada pretensión de crecer dejando que lo contemplado, unas veces divise la frontera de lo irremediable y otras, deambule por un interior dolorido y aceptado. En realidad, en Un concierto de sonidos diminutos, el hecho de espera se convierte en un presente continuo donde soñar y vivir se funden en uno.
2 comentarios:
'Estuve' contigo mientras leías algunos de tus versos...
...y desde ese momento tu voz daba vida a tus letras que entraban a formar parte de esos sonidos diminutos que dan verdadero sentido al día a día y a lo que somos.
Gracias por escribir.
Te mereces el mayor de los éxitos.
Un abrazo
Antonio Castellanos
Gracias Antonio por esa presencia virtual en el acto, por ese deseo tuyo de querer compartir esos momentos y que los imponderables vitales no lo hicieron posible.
Gracias por tus deseos y tus palabras. Un abrazote desde Badajoz.
Publicar un comentario