- Hoy, un viaje de "fastidio": a las 3.30 me fui con Manuel Romero Higes, en su coche, para Trujillo. Estabamos invitados a la feria del libro de esta ciudad cacereña, para presentar el poemario "Un concierto de sonidos diminnutos" editado por Herákleion. Manuel estaba sin comer. Desde antes de las ocho que entró a trabajar hasta las tres y veinte que salió, recogida por la máquina de salida de la Diputación pacense, no había tenido tiempo ni de tomar un café.
- A las 5,30 llegamos a Trujillo. Tuvimos la buena acogida de Daniel Casado, coordinador de este evento de la Feria del Libro.
- Un calor sofocante. Sabina cantaba en los altavoces de la plaza. Empezamos la presentación a las 6. 05, con muchas sillas vacías, unos autores "?" que venían de Madrid, tres mas un editor; una señora despistada, el encargado de los micrófonos, Daniel Casado, Manuel Romero Higes y yo. Se me olvidaba, también estaban presentes un poeta ciego, Sixto Eleta, oriundo de Trujillo y un abogado acompañante. Cuando se paró la música del maestro Sabina, los altavoces reclamaron la presencia de la gente. Nada y luego nadie, puro desierto.
- Comenzó hablando Manuel, después le seguí yo presentando el libro y agradeciendo a los presentes y... a las moscas y... al vacío, su presencia. Tenía la sensación de ser un "telonero" poético, un "rellena espacio" de un evento que, otro año, mejor no hacerlo así. Y esto lo digo con todos mis respetos a quien ha organizado, en este caso el ayuntamiento de Trujillo.
- Un viaje de dos horas con un cansancio enorme es una aventura que se merecía algo más que una escueta "gracias..." Y, después de un encuentro con amigos, vuelta para atrás. Claro está, otras dos horas. No sé si ha merecido la pena "querido Sancho...llegar hasta esta zona de molinos que parecen gigantes".
- Esta vez, como siempre, la feria del libro no pagaba las dietas de viaje a los "autores de tercera": No sé si ha sido así también para los de "primera" aterrizados en las últimas horas de la tarde con publico y firmas abundantes...
- De todas formas y por encima de incidentes como estos, seguiremos produciendo y creando y pasando inadvertido para los del "circulo" de los grandes y nos seguirá dando lo mismo porque escribir es, querido Macbeth, una necesidad que me hace crecer ante el espejo sin empañarlo.
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- Quiero dar las gracias a Manuel Romero Higes por su generosidad, por su saber estar en todo momento, por este celo de escritor-editor , ahora "diputadisimo". Le doy las gracias por que es alguien que te hace sentir bien aunque él esté con úlceras en los pies. Gracias Manuel por tu amistad y por hacer sentirnos bien a los que estamos a tu alrededor.
- Agradezco también a mi amigo Alfredo, por su gestión de secretaria y preparación documetal. Alfredo es un gran profesor de los ciclos formativos de cocina de Orellana la Vieja. Este se acercó para hacerme, hasta las fotocopias, de la renovación de méritos. Así que mientras yo recitaba poemas de "Un concierto de sonidos diminutos" este amigo ordenaba toda la documentación. Gracias Alfredo no sé como pagarte este gran favor.
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