Saltan los genios del movimiento
cuando Rodrigo empuja
el tarro vacío de las papillas.
Aplaude, repite gestos, se ríe
y balbucea esa lengua extraña
de tes y kas.
Una, dos veces, golpea el latón
hasta derribarlo de la trona
donde juega.
Sonidos inconexos se deshacen
en sus manos. Rodrigo golpea
el improvisado tambor
del tarro vacío de las papillas.
Una, dos, tres veces manotea
sobre el tarro,hiriendo el latón
y el oído de los gatos.
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