Te vi pasar
con esa premura de tormenta
que no admite pausas.
Hacía calor. La música
amortiguaba los silencios.
Te vi pasar dejándome el regalo
de tu sombra
con esa premura de tormenta
que no admite pausas.
Hacía calor. La música
amortiguaba los silencios.
Te vi pasar dejándome el regalo
de tu sombra
y el perfume incierto
de un mirar perdido
de un mirar perdido
en la frontera de la calle.
Te vi,
detrás del verso,
como un ángel guardián.
No había palabras,
solo el tímido eco del dolor.
detrás del verso,
como un ángel guardián.
No había palabras,
solo el tímido eco del dolor.
Te vi pasar
frente al espasmo absoluto
de la noche
y dejé
que arrojaras mis deseos
que arrojaras mis deseos
en el infierno de siempre.
Qué decir si el destino
ya marcó
nuestro punto de llegada.
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