Esto es Ultramor, un haber de ausencias, de batallas, de paisajes nevados, de suburbios “donde duermen los niños vagabundos”, un “museo muy blanco del que escapa/ un pequeño ladrón de guante negro/ que lleva bajo el brazo tu retrato” (pg.93). Ultramor, la historia de un deseo poético que lucha entre el aquí y el allí dejando que el sueño frene el chronos, permitiendo que el ser nuevo surja hasta que la luz interior gane. Así es ese ser de “ojos que no ven”, el poeta, capaz de mirar otra realidad (imagen).
Alfonso Brezmes lo sabe. Sí, sabe que el tejedor de palabras-el poeta- tiene un “corazón que presiente”, que intuye, por encima del tiempo, dejando que la realidad ikónica –presentida- supere a la propia realidad. Este hecho se da a entender en los versos de Ultramor que convierte en ideal, bello, todo lo que mira.
Brezmes ha trazado en este libro un gran poema sobre el hecho mismo de la creación. Al contrario de John Keats, en su “belle dame sans merci” (mujer sin piedad) donde el amor y la muerte están siempre presente, nuestro poeta resuelve con sus versos lo terrible del “aquí” con la esperanza de la luz, con la palabra escrita. Esto hace que esa realidad imaginada (ver pg. 58) mantenga al poeta en constante vigilia, despierto, recreado el Jardín primigenio, dándole sentido a vivir.
Se recomienda Ultramor a todos aquellos que perdieron la ilusión y dejaron que sus sueños murieran en el ruido del aburrido cotidiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario