El espacio del verso
(A Juan María
Robles Febré)
pág. 38)
Te has
ido, pero te quedas
en la levedad de la palabra
que resbala hecho rocío, brisa,
calmando el dolor que nos embarga,
dejando tras de ti
la risa y la mirada, huérfano
el espacio del verso
a punto de nacer;
Te has ido, cantor del alma,
semilla amanecida , ahora flor
en otro Paraíso, germen de amores,
arrastrando mágicos encuentros
cogidos a la luz
de todas las
mañanas.
Te has ido, en las alas de tu musa
deletreando un salmo;
vestido de Verbo,
con tu lámpara encendida;
Vigilante estás, madrugas estrellas
que bordan horizontes de mar
al filo de los besos.
¡Ay!, me resisto a no verte
a pensarte lejos de este ruido
de esta historia, fabrica de días
que sin remedio pasa;
Escondido, en la orilla de dios
creas otro cielo más leve que el
aire,
con una fuente que mana y corre
entre silencios.
Tu mano de lumbre
quemó torpes palabras
en el seno hondo del ser
despojado tu río de su orilla ,
escapas, así,
con la muerte
hacia la vida.
2. Respiro
RESPIRO las tardes de invierno
Sentado
Ante la misericordia de un poema
Que, sencillamente,
Me abraza
(Fragmento, pág. 40)
[ Otoño literario. “Otoño de
sombra y sueño” (Badajoz,
Homenaje a Robles Febré, 2006, pp. 37-49).]
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