Hoy, madrugada del 25 de enero de 2015, tengo la sensación de saber que crezco. En realidad, no percibo que sea un año más, que lo es, ni un año menos, por aquello de ir restando una vez que pasas el ecuador de la vida. Hoy, cumplo años tendido en una silla de hospital mientras velo el sueño de mi madre y cuido que no se le caiga la goma del oxigeno. Creo que la vida traza estas circunstancias por algo. Ante esto, prefiero guardar silencio y dejar que la vida me siga regalando el poder ayudar a quien tanto me ayudó.
Hoy, otro año para seguir creciendo por dentro, y esta vez, a la par que mi hijo Rodrigo, que crece por fuera. Y en este crecer, agradezco a Gema su paciencia. Vivir conmigo no es facil. Gracias a los dos por ayudarme a vivir la vida. Siento que soy en la medida que me rindo al perdón de las torpezas y me dejo querer sin parapetos.
Y en este balance de aniversario no puedo dejar de pensar, también, en todos aquellos que me han enseñado a mirar de frente y a seguir "sin tirar la toalla". Hoy, sigo creciendo
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