Anda, como quien empuja la vida
sorteando las dificultades del frente
unas veces la alfombra, otras la silla.
Un ímpetu difícil de contener.
Con tropezones y risas persigue a los gatos
despertando en el ambiente ancestrales cacerías.
Y entre andares y gateo saltan bolas de colores
hasta aterrizar debajo de los muebles.
El salón, antes desierto de estorbos,
es un campo de batalla, donde sus pies
y sus manos trabajan ávidas por colocar,
descolocando, camiones, perros y peluches.
Y en este quehacer te mira colgado su risa
de nuestra sorpresa. Anda Rodrigo y, con él,
andamos todos al son de gritos y palabras inconexas.
Un ímpetu maravilloso difícil de contener.
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