miércoles, 24 de diciembre de 2014

Sobre "Un concierto de sonidos..."Carta de Ana Castillo.




Hola, Faustino.

Quiero felicitarte estas fiestas y enviarte un comentario sobre tu libro que he dejado aparcado más tiempo del deseado.Se trata de un poemario lleno de encanto con cuya lectura he disfrutado bastante.

              El título" Un concierto de sonidos diminutos", ya es todo un poema que atrae, sugiere y predispone al lector a iniciar su lectura con curiosidad. Un homenaje a los pequeños grandes momentos de cada día en los que tanto recibimos y damos si sabemos estar atentos.

Se abre el poemario con el poema "Cómo reconocerte".

Los versos en cursiva, que abundan en el libro, son un acierto, atrapan aún más la atención e intensifican el contenido.

Cómo reconocer la voz del alba/ 
en medio de tanto griterío.   
Cómo reconocer el idioma de los gestos/ 
repetidos en el espejo de tu cuerpo.

A estos dos interrogantes ofrece el autor una rápida y acertada respuesta con la última estrofa:

La mañana desata las alas/
de tu voz sobre el bullicio./ 
Sumido en la magia del abrazo/
reconozco los ángulos del misterio,/
como un tropel sin frenos,/
al atravesar las curvas/ 
del alma. 

Así comienza el poemario, con una apuesta por el amor que sobrevuela y vence todos los obstáculos. Y de la mano del amor, el misterio que vibra en cada uno de los "sonidos diminutos" que componen el singular concierto de un día cualquiera en la vida del autor y en la vida de cualquier ser humano. 

                      Así, avanzamos a lo largo de la mañana, desde que el camión de la basura con su ruido empieza a despertar a los ángeles. Nos encontramos con tantos ángeles a lo largo de la mañana...: la madre, el cartero, el tendero. Hay que poseer una sensibilidad especial para ser consciente de esta angelical compañía, para reconocer al ángel en los demás, y Faustino la tiene.

                Llegamos al mediodía donde el tono sereno que había acompañado la mañana, se trastoca en dolor. El mediodía, dice el autor, es un sonido impenitente, es una avenida interminable, que  duele porque, de pronto todo se queda en silencio, un silencio que oprime, que plantea interrogantes existenciales para los que no encuentra respuestas. Pero la vida, lo cotidiano, prosigue su curso envolviéndolo, de nuevo, en él y haciéndole comulgar con lo sencillo. Así lo refleja al final de esta segunda parte en el párrafo en prosa que dice:

Vivo donde el tiempo se trasviste de pequeños chasquidos que no molestan. En el último piso donde los peldaños se acaban pero no las ganas de vivir con ese orden casi perfecto que dibujan la libertad y tu amor.

Una vez más, es el amor el que salva, el que ofrece cordura y armonía.Llegamos a la tarde en la que el mundo es un solemne abrazo, como una puesta de sol.

                La tarde trae recuerdos dolorosos (reflejados en la acertada imagen de bajar al trastero). Pero la tarde avanza con su irremediable cotidianidad y sigue colmando al autor de momentos intensos.

Tú me sigues queriendo, como el primer día,/
con un amor desnudo,/sin límites.

"El amor no entra en las rebajas" es un poema sorprendente en el que el autor demuestra, una vez más, su habilidad, su sensibilidad, para descubrir en cada acto del día, por prosaico que parezca, como puedes ser ir a la compra, un aspecto enriquecedor que le lleva a conclusiones profundas como esta, mientras está esperando para pagar:

Y en el empeño por pagar descubro/ 
que en el amor no hay esperas.

Por último, llegamos a la noche,  Ese punto de fronteras en el que "Enciendo la casa" "Enciendes la casa." "Todo está a punto de cumplirse." "Hora bruja, de permanente espera en la indolencia del tiempo; donde no subo ni bajo y solo asisto a la solemne deriva de la quietud."



                 En cuanto al aspecto formal, llama la atención los versos en cursiva intercalados en los poemas. A veces estos versos en cursiva constituyen, por si solos, un poema. También llama la atención y, en mi opinión es un acierto, los párrafos en prosa son los que interrumpe el ritmo de los versos pero para nada la fluidez de la lectura. Todo esto aporta atractivo al poemario. Abundan maravillosas imágenes y maravillosos poemas como "Como todos los días",  "Llueve", "La sonrisa de los momentos", "Mirada uno", "Uno de estos días", "Hora bruja". 

            Y para no desentonar con la belleza del contenido, la belleza de la edición es un hecho: delicada, con una imagen en la portada que es un poema, esa cascada de relojes lenta, entrañable, íntima, acogiendo todo un universo en las esferas que habrán de recorrer sus manecilla. Enhorabuena al editor y al poeta.

                  Enhorabuena, Faustino. Que el nuevo año te siga colmando de sensibilidad y que nos sigas ofreciendo nuevos poemarios.

Un fuerte abrazo.

Ana Mª Castillo Moreno



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