Todo lo que la mirada
alcanza y espabila la memoria
a punto de perder tu
nombre, todos esos momentos inútiles
y preciosos, lo que ignoré, lo que aprecio y cabe
en el revés invisible de
las manos, todo se vuelve hacia ti.
Hace frío, solo hay ojos transeúntes entre lanas.
Hay silencios que ahogan el recuerdo. Lo querido se vuelve fugaz,
como palabra nunca dicha, como un verso por hacer.
Cuando la cuerda se rompe por la parte más endeble,
ya no se recobran esas mañanas felices de incontables regalos.
como palabra nunca dicha, como un verso por hacer.
Cuando la cuerda se rompe por la parte más endeble,
ya no se recobran esas mañanas felices de incontables regalos.
Las hojas gritan escarcha entre pies ajenos.
Pocas cosas conforman el
ángulo vital donde revives.
Escucho un rap, voz rota en la frágil frontera de los sonidos
que buscan dueño. Huyes y no
busco, te alejas y permanezco,
animal herido.
Los semáforos engullen la monotonía del invierno.
Quiero levantar la mano y
pronunciar tu nombre
y dejar que los versos
recorran la carne del recuerdo.
El silencio responde sin
velar tu imagen. No hay piedad
en esta huida. La cuerda
se rompió por la parte más endeble.
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