A veces descubres que remas solo sobre todo cuando el mar esta revuelto y cualquier mano es un bien, aunque esta no sea la mano que hubieras querido. A decir verdad y aunque moleste, lo mejor es seguir remando...Lo más cierto es contar con uno mismo. Los otros son, tan solo, un bien añadido, sólo añadido. Si este bien falta no importa ni merma nada y menos el esfuerzo propio.
Estar solo frente a uno mismo no es un mal es la condición de individualidad a la que los humanos estamos sometidos irremisiblemente. Porque nadie puede hacer por ti lo que tu mismo puedes llegar a hacer. Y en esto está el quererse. Sí, querer-se entra dentro de la autoestima y esta es imprescindible para vivir en medio de otros "solos". De esta manera, la combinación de estos elementos, individualidad y amor propio conforman al ser humano con capacidad-es.
La lucha, el movimiento de seguir a pesar de las dificultades personales o ajenas será lo que determine el crecimiento interior. Enfrentar los retos es la decisión mas honesta que cada uno puede adoptar. Y esto de manera individual, solo. Nadie acometerá lo que uno mismo tiene que acometer. La ayuda y el trabajo solidario o en equipo está bien pero esto no suple el trabajo personal. Y no basta con decir que lo mejor es trabajar en grupo, lo mejor es que el grupo cuente con individuos que personalmente sepan lo que quieren. De otra forma el grupo suprimiría la individualidad, el carácter personal de cada uno. Incluso los que van a remolque y a la sombra de otros y se benefician del trabajo del grupo terminaría por quemar a los individuos más eficientes.
Hay que remar solo, decididamente. Y si alguien se monta en la barca se cuenta con él y si no lo hace no merece la pena tirar de nadie. Es un tópico pero, a la postre, no deja de llevar razón aquel dicho popular: mas vale solo que mal acompañado. O mejor más vale solo y vivo que acompañado y muerto
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